El agua y la agricultura, que representa en nuestra comunidad un 15% del empleo y más de un 20% del PIB, son demasiado importantes como para que sean objeto de medidas improvisadas y de un debate partidista. A corto plazo la mayor preocupación es esa, el cortoplacismo. La falta de miras para asegurar el futuro de un sector que, con la crisis del coronavirus y la previsible caída del turismo, será aún más importante para la Región.

Un ejemplo de este clima partidista lo tenemos en el intento de apropiarse del trasvase Tajo-Segura que hacen algunos partidos, cuando Podemos siempre ha abogado por su continuidad. Ahí está la hemeroteca y nuestra insistente defensa de un uso sostenible del trasvase.

La solución no está, sin embargo, en pedir más y más agua. Sabemos que este bien básico va a ser cada vez más escaso por el cambio climático. El mundo vive tiempos duros y llenos de cambios. Hoy nos enfrentamos a una pandemia terrible. El cambio climático puede provocar también a medio plazo una crisis global si no actuamos a tiempo.

Todas las previsiones indican que las sequías duraderas serán más habituales en los próximos años. También en la cuenca del Tajo. Esto puede poner en peligro el suministro de agua, no solo para riego sino también para consumo humano. Por eso además de velar por un uso sostenible del trasvase Tajo-Segura, debemos tener previsto un plan B.

El plan B de Podemos pasa por proveer al sector agrícola de agua desalada a un precio asumible. Para ello contamos con un aliado: los 300 días de sol de los que disfrutamos. No es algo utópico, sino el presente inmediato. Ahí tenemos el ejemplo de la desaladora de Mazarrón, que ya ha puesto en marcha una planta fotovoltaica que reduce en un 28% la factura energética, rebaja en un 40% el coste del agua y evita la emisión de 40.000 toneladas de CO2 anuales.

Para que este cambio de modelo productivo se haga realidad, la Región de Murcia no puede seguir gobernada por un partido corrupto, que ha saqueado la Región con el agua como bandera. El 'caso desaladora' es el ejemplo perfecto. Que Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia durante 19 años, tenga que declarar ante un juzgado acusado de prevaricación y malversación de caudales públicos, es el mayor escándalo político de la historia de Murcia.

La desaladora de Escombreras ya ha costado a los murcianos 210 millones de euros y ha aportado 77 hm3 de agua. Eso supone 2,7 euros por m3, cinco veces más que el agua de Valdelentisco y 9 veces más que el precio de una desaladora sostenible como las que proponemos. Una ruina.

Los problemas de la Región van más allá. El cambio climático supone también un aumento de las lluvias torrenciales. En pocos meses hemos sufrido dos DANAs devastadoras. Solo la primera arrojó al mar más de 4.800 hectómetros cúbicos de agua, el equivalente a 640 trasvases, arrastrando todo a su paso. Murcia debe colaborar con el Estado para invertir en infraestructuras de encauzamiento y contención que, al tiempo que protegen a los vecinos de zonas como Los Alcázares y San Javier, nos permitan reconducir esas aguas y aprovecharlas en la medida de lo posible.

Resolver la ecuación del futuro pasa, en definitiva, por escuchar las señales que nos manda el planeta y por conciliar los intereses legítimos de nuestros agricultores y de los vecinos y hosteleros del Mar Menor. Aquí no tenemos más remedio que ponernos de acuerdo, porque todos los murcianos queremos lo mismo, una agricultura próspera y un Mar Menor vivo. Las grandes empresas agrícolas transnacionales se irán cuando encuentren otro nicho de negocio más rentable, pero los pequeños y medianos agricultores del campo de Cartagena son los mismos que viven o veranean en Los Alcázares, Los Nietos o La Manga.

No es tiempo de marcos políticos que buscan réditos electorales enfrentando a agricultores, vecinos y ecologistas. Todos los murcianos compartimos al mismo tiempo esas tres almas. Por fortuna, hoy disponemos de tecnología más que suficiente para no tener que elegir entre agricultura y medioambiente. Agua sostenible, agricultura rentable y Mar Menor vivo son compatibles si abordamos el futuro juntos, unidos en defensa de nuestro territorio.