Raro es el día que no llega, vía WhatsApp especialmente, un audio, un texto, un vídeo apocalíptico sobre la evolución de la pandemia de coronavirus. Y mucha gente no solo se lo cree, sino que lo reenvía. Con lo cual, crece el pánico y crece el bulo. El periodista cartagenero Mario Vera, redactor de Maldito Bulo, enmarcado en maldita.es, tiene claro que «ahora mismo nos estamos enfrentando también a una epidemia de bulos», que lleva al equipo del citado portal a llevar «diez días frenéticos». Vera rememora que los primeros bulos llegaron con la historia de que los chinos hacían sopa de murciélago y así habían propagado la epidemia.

'Virus+desconfianza=miedo viralizado', describía el profesor de Psicología José Ramón Ubieto la situación de pánico generalizado que se está extendiendo a causa del coronavirus, aunque hace hincapié en que «el pánico se genera y desaparece con la misma rapidez».

El cartagenero alude a los audios de «supuestos sanitarios». Se trata de mensajes grabados presuntamente por personal médico o de enfermería, supuestos especialistas que dicen trabajar en las UCI de los hospitales y mandan a un amigo las dimensiones desconocidas del colapso sanitario que están sufriendo. Estos audios, al ser supuestamente de sanitarios, «se viralizan fácilmente».

«Cuando los detectamos, los desmontamos», subraya el periodista, al que le gustaría, como al resto de su equipo, que «los desmentidos fuesen tan virales como los propios bulos». «La última semana está siendo frenética, el equipo está trabajando a tope y hemos tenido récord de visitas», manifiesta.

Una mujer mira a su reflejo este domingo en Cartagena. Iván Urquízar.

Preguntado por qué motivo lleva a la gente a inventarse estas cosas, el cartagenero dice que «algunos lo hacen a modo de broma» entre amigos, y el audio se acaba viralizando. «No sabemos si lo hacen a modo de broma o con mala intención», apostilla, al tiempo que añade que los receptores de estos mensajes son «gente que está más susceptible», con lo cual «entra más en pánico».

Vera comenta que uno de los primeros bulos que fue rulando por la Región partió un método sencillo para quienes manejen programas de retoque de imágenes: consiste en copiar y pegar el logo y membrete oficiales de organismos públicos en comunicados para lanzar alertas falsas. Así, comenzó a circular un supuesto comunicado del Ejecutivo autonómico en el que se anunciaba el cierre de los colegios. Esta medida finalmente se adoptó en toda la provincia, pero el documento falso en cuestión se empezó a difundir antes, cuando aún no se había decidido hacerlo.

También empezó a circular un informe médico del Hospital General Universitario Santa Lucía de Cartagena que diagnosticaba a una persona una infección por coronavirus. Pero este documento, aunque real, es de una cepa de un coronavirus anterior. El informe es «de un niño que estuvo ingresado en mi hospital por una infección respiratoria por un coronavirus distinto, de los que llevan toda la vida con nosotros», explicaba el pediatra José Ramón Fernández en su cuenta de Twitter.

Mario Vera también alude a lo que pasó en Totana, donde un vecino acabó pidiendo perdón (delante de los micrófonos de los medios de comunicación) por haber mandado unos audios en los que aseguraba que la esposa de un comerciante chino de la localidad estaba en cuarentena.

El viernes 13 por la noche empezó a decirse que habían metido a 600 madrileños en un hotel de La Manga a pasar la cuarenta. Era también todo mentira.

Luego está el sector curandero. Mario Vera comenta que hay quien difunde que «supuestas curas para el coronavirus con zumo de limón o ajo». Sujetos que incluso «se hacen pasar por enfermeros» y graban su mensaje. También se ven mensajes que aconsejan beber infusiones y agua caliente para evitar el contagio del virus, aguantar la respiración diez segundos para saber si estamos infectados o exponer la ropa al sol para que muera el patógeno. No, nada de esto tiene base científica. Asimismo, coincidiendo con las primeras medidas de control de movimientos de la población empezaron a saltar de móvil a móvil imágenes de supermercados desabastecidos, con avalanchas. Algunas imágenes fueron tomadas en un súper de Alemania.

¿Y qué hay que hacer? Primero, no reenviar ese audio catastrofista y supuestamente fiable. Luego, contrastar la información con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Sanidad y otros organismos sanitarios oficiales y con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. «Y tener mucho cuidado», dice Vera.