«Han puesto unas pegatinas de 'mantenga la distancia a menos de dos metros', pero, ¿quién va a cumplir eso?», comentaba una vecina de la zona de la Plaza de los Apóstoles, observando de lejos la fila, menos numerosa que en otras ocasiones, que se veía el viernes en el comedor social que hay a la espalda de la Comisaría de Ceballos El director de la Fundación Jesús Abandonado, Daniel López, apuntó que «estamos adaptando el comedor social para que no confluyan más de cincuenta personas a la vez». Subrayó que el lugar «no está cerrado», aunque sí «estamos evitando las filas y haciendo diferentes turnos, en diferentes horarios».

En este sentido, indicó que se ha ordenado que solamente se siente «una persona por mesa», en prevención por la pandemia de coronavirus, situación que obligaba al Gobierno de España a decretar el pasado viernes el estado de alarma.

En el comedor social hay ahora mismo 240 usuarios, algunos de los cuales «pueden pagar un alquiler, pero no les llega para comer». A ellos se les plantea que recojan su comida y se la lleven a sus domicilios.

Tampoco se cierra el albergue, ubicado en la Carretera de Santa Catalina y en el que hay «habitaciones de una, dos o tres personas como mucho», detalló.

López manifestó que «ninguno de nuestros usuarios está contagiado», al tiempo que consideró que «a la parte de la población que sí tiene casa es a la que más le interesa que esta gente tenga dónde dormir». A este respecto, admitió que muchas de estas personas están «desesperadas», y que, en el caso de darse un contagio entre personas sin hogar, «podríamos llegar a tener un grave problema sanitario», aseveró.

Tanto en el comedor social como en el albergue se han extremado las medidas de limpieza e higiene.

Se buscan voluntarios

Las personas más vulnerables, especialmente las que viven en la calle, muchas veces no tienen acceso a la sanidad. Hay quienes carecen de tarjeta sanitaria. Cruz Roja ha puesto en marcha una campaña de seguimiento a 400.000 personas que ha identificado como especialmente vulnerables ante el coronavirus (personas mayores, con discapacidad y con enfermedades crónicas) de entre los 4 millones de personas que atiende anualmente para asegurar que conocen las pautas sanitarias de prevención. Y para hacer esto se necesita gente. De ahí que desde Cruz Roja hagan una campaña para pedir voluntarios en esta pandemia.

«El miedo y la desconfianza pueden aumentar la propagación de las enfermedades y obstaculizar los esfuerzos por contenerlas. En estos escenarios, la información veraz y la solidaridad humana conforman la respuesta más efectiva para prevenir y apoyar a las personas que puedan verse afectadas», alertan desde la organización humanitaria.

Cruz Roja recuerda que cuenta con equipos especializados para la atención psicosocial en todo el territorio que están preparados para atender de forma virtual y apoyar a personas que puedan verse afectadas.

La mayoría de las personas sin hogar no acceden habitualmente a los centros de salud, sino que son atendidas a través de los servicios de urgencias en una situación grave o extrema, explican, en la misma línea, desde Médicos del Mundo, al tiempo que alertan de que la elevada estigmatización social que padece este colectivo se puede agravar en un contexto de saturación de los recursos de salud para atender la epidemia. Ese rechazo social puede dificultar aún más la atención sanitaria que requieren, dando lugar a que no resulten atendidas personas contagiadas por el virus.

También pueden tener problemas para cumplir las medidas preventivas, como lavarse las manos con regularidad, «cuando dos tercios de los barrios de chabolas no tienen acceso al agua», apuntan desde Médicos del Mundo.