Además de los supermercados y tiendas de alimentación, otros establecimientos mantienen la persiana subida durante el estado de alarma decretado para contener el coronavirus en todo el territorio nacional. Ayer, primer día laborable desde que comenzaron las restricciones, las farmacias operaban con cierta normalidad. «Este fin de semana la gente compraba para abastecerse, de forma masiva», comenta Beatriz, que trabaja en la farmacia Trapería 1. Los clientes de esta botica ya no pueden establecer contacto físico con los trabajadores, ya que la entrada está cerrada y la compra de medicamentos se hace a través de ventanilla. «Así estoy más tranquila, la gente normalmente te tose encima», reconoce.

Además de mascarillas y geles con alcohol para lavarse las manos, que están agotados, el producto estrella estos días es el paracetamol, comenta Carmen, de la Farmacia Ruano de Gran Vía. Tampoco tienen termómetros ni ningún producto que lleve alcohol. «Nos preocupa el desabastecimiento, pero sobre todo el de los hospitales», lamenta.

En Farmacia Consul, aunque la puerta está abierta, un cristal separa a los empleados, que llevan mascarilla, de los clientes. «Es por la seguridad de ellos», afirman Pilar y Rubén. Les acompaña Alicia, que le tocó estar presente en esta farmacia 24 horas este fin de semana: «He trabajado más que en toda mi vida». Sorprendentemente, mucha gente mayor, que es grupo de riesgo, es «la más insensata», comentan, ya que acuden varias veces al día a la farmacia «para pasearse». Pese a todo, no pierden la calma. «Estamos tranquilos, entre comillas, porque todos tenemos familia, hijos, padres, a los que no queremos contagiar», explican

Tabaco de primera necesidad

Los estancos también tienen que permacer abiertos durante el estado de alarma. «La gente se pone muy nerviosa sin tabaco», reconoce Blanca, que vende cigarrillos en la Gran Vía, aunque no es fumadora. «Preferiría que estuviésemos cerrados, así podría viajar a mi pueblo, Yecla, pero estando de cara al público no quiero ir por si los contagio», comenta.

De viernes a sábado los fumadores acudieron a este local para abastecerse de cartones, por lo que pasó la mañana de ayer esperando que les repusieran algunas marcas. Algo parecido pasó en el estanco de la calle Pintor Almela Costa, en el Infante, donde la dependienta salía a la calle, donde decenas de murcianos hacían cola con una separación de más de un metro cada uno, para adelantar qué les quedaba todavía y qué se había agotado.

Gel en el taxi

Otro sector que sigue al pie del cañón, aunque con menos trabajo, es el del taxi. Los conductores no tienen que hacer tantas carreras como antes de la llegada del coronavirus, pero sigue habiendo gente que necesita desplazarse. Radio Taxi ha facilitado a todos sus conductores un gel con alcohol para que los taxistas puedan ofrecer a sus clientes la posibilidad de desinfectarse las manos después de bajarse del vehículo. Por lo demás, todo sigue como siempre. «Hay poco trabajo, pero sigue cogiendo el taxi gente de todas las edades», comenta José Ángel desde la parada de la Glorieta de España, en Murcia.