Durante al menos dos semanas, miles de niños deben permanecer en sus casas y no muchos van a comprender por qué. Lograr crear espacios de libertad en casa o vigilar que cumplen con las tareas que les mandan los profesores será trabajo de los padres, pero también deben fomentar la autonomía de los hijos y potenciar que sean maduros en sus estudios.

Ni alumnos, ni padres ni profesores estaban preparados para esto.

Sobre todo los padres, porque ahora no se pueden convertir de un día para otro en profesores. Al tener la posibilidad de utilizar material online, se descarga en los padres la responsabilidad de que sus hijos continúen con las clases y que hagan uso de estos recursos, y esto hasta cierto punto tiene su lógica pero no podemos sobrepasar los límites de la normalidad. El niño tiene que tener su rutina establecida, y tiene que haber un tiempo para juegos, para tareas escolares y sobre todo el momento justo para que la convivencia dentro del ámbito familiar se reactive. No estamos preparados para esto, porque vivimos en un momento extremo. Hay gente que está actuando convirtiendo la casa en una escuela y otros que se desentienden absolutamente. La gente que tenga cierto sentido común conseguirá establecer una rutina en casa y consignará que los niños tengan tareas, disfrutar con ellas, y tengan su tiempo de descansar y jugar.

Un primer consejo para que padres e hijos trabajen juntos.

Determinar un tiempo de rutina, para mantenerse al día. Se deben marcar los tiempos de estudios con un organigrama, con una planificación y sabiendo que tienen que dedicar a todas las asignaturas un cierto tiempo y avanzar en lectura e, incluso, avanzar en la materia. En trabajar de manera online para los alumnos maduros que están acostumbrados a manejarse con las tecnologías no va a haber ningún problema. Ahora hay un estudio más directo y deben consultar cuando no entiendan algo de forma telemática con sus profesores.

Y para aquellos padres que no pueden hacer teletrabajo.

Organizar el tiempo y exigir evidencias de que han estado haciendo lo que se les ha propuesto hacer. Los padres no se tienen que convertir en profesores, pero hay que constatar que los hijos realizan las tareas.

La forma de seguir con el curso ahora es casi exclusivamente vía online, ¿pero es del todo bueno permanecer todo el tiempo de estudio delante de una pantalla?

Un máximo de tiempo en cada área que no puede superar el cuarto de hora o 20 minutos. Hay que repartir bien el estudio delante de la pantalla. Otros métodos son que el estudio se practique de otra manera, como que el alumno verbalice en voz alta el contenido o lo escriba, o que lo aprendan con juegos en el caso de los más pequeños. Los tiempos digitales no pueden ser tan amplios, porque el niño se cansa y deja de rendir. Hay que compatibilizar lo digital con lo competencial.

Más allá del estudio, ¿cómo pueden los padres luchar contra las ganas irrefrenables de los niños por bajar a la calle?

El riesgo que se asume al bajar a la calle es elevado y esto hay que dejarlo claro, y por encima de esto hay miles de formas de crear espacios de libertad dentro de casa. Podemos mover muebles, jugar en el suelo y desarrollar la imaginación de los niños.