Poco antes de que el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras, anunciara el decreto de confinamiento en los municipios costeros de la Región no era mucha la gente que ayer paseaba por el paseo de Santiago de la Ribera. Apenas un corredor solitario, una madre con su bebé y algún extranjero sentado en una terraza.

Todo parecía tranquilo hasta que, al pasar a su lado, se podía comprobar que en todas las conversaciones el protagonista era el coronavirus, que ha vuelto del revés la vida de los residentes habituales de esta zona. Si ya sentían preocupación por las noticias que les llegaban, el saber, además, que muchas personas de Madrid o el País Vasco han venido a sus residencias estivales huyendo de algunos de los focos más importantes de la enfermedad, sin saber si son portadores o no del virus, ha contribuido a que crezca el temor a la enfermedad.

De pronto, salta la noticia del confinamiento y corre de boca en boca y de móvil en móvil. Victoria Salas y Elena Martínez, sentadas en un banco, hablan de la situación. «No tenemos miedo pero si respeto. Si nos tenemos que quedar en casa pues lo haremos». «Nunca habíamos vivido nada como esto», añadía su amiga.

Cerca de ellas un grupo mantiene una acalorada charla sobre la presencia de gente de Madrid en el pueblo. «Estamos preocupados porque aquí había pocos casos y si vienen enfermos podemos contagiarnos», decía Ana López. Su interlocutora, María Guillén, es tajante al señalar que «no puede ser que nos guste que vengan en verano porque dejan mucho dinero en los comercios y en los bares y que ahora les pongamos problemas. Hay que ser solidarios».

La farmacéutica Cristina Carrión Barberá entiende que hayan venido, «pero hay que cumplir con las normas. Tener miedo no sirve para nada».

Cristina Pérez, al enterarse de las medidas adoptadas por la Comunidad, aseguraba que le parecía bien el confinamiento. «No podemos estar como si nada. Todos a casa».

El que sí ha visto su rutina alterada ha sido José Martínez: «Nunca tengo problemas para aparcar en mi calle y ayer era imposible. Han venido muchos de Madrid pero no les he visto salir».

La opinión que sí era unánime entre muchos de los vecinos era que no entendían la postura del hombre que llegó hace dos días de Madrid en tren, estando enfermo, y que fue ingresado en el hospital de Los Arcos, ya que ha podido contagiar tanto a gente durante el viaje como a otras personas a su llegada al municipio.

Los vecinos de San Javier esperan que la situación cambie lo antes posible y que todo vuelva a la normalidad, tanto en relación con la epidemia del coronavirus, como con esos vecinos que solo vienen en determinadas fechas pero que forman parte de sus vidas, ya que hay lazos de amistad, incluso familiares, que han sido forjados a los largo de muchos veranos.