Águilas se vuelve una ciudad fantasma que mira con recelo a los visitantes foráneos

En el caso de los establecimientos de hostelería, empezaron a echar la persiana a primera hora de una tarde en la que sí se apreciaba una circulación normal de coches, pero no de peatones.

Por ejemplo, la Plaza de España, uno de los lugares habitualmente más concurridos, estaba prácticamente vacía. Una de las vecinas que sí estaban por la calle, de nombre Ana, comentaba que las medidas tomadas por los gobernantes le parecían «perfectas», puesto que «si algunos de nuestro vecinos de verano que han venido ahora, se hubieran quedado en sus casas, no hubiésemos dado lugar a esta situación». «Me parece correcto, más vale prevenir que un mal mayor», subrayó.

En la misma línea se mostraba Pedro, que trabaja de camarero en un restaurante que cerró tras servir las comidas. Desde su punto de vista, «había que tomar esta decisión, cuanto antes la erradiquemos mejor». Pedro admite que lo que está pasando «es un fastidio para todos», a lo que añade que «no me viene bien económicamente, pero hay que hacerlo».

Otro vecino también llamado Pedro, lorquino afincado en Águilas, cree que este escenario es «un poco excesivo, aquí no hay ningún caso de infectado». «Veo bien que se suspendan actos, el problema que veo que tenemos en Águilas es la gente ha venido de fuera sin ningún control, cuando en sus municipios los deberían de haber controlado y deberían de estar en sus casas o aquí también y no paseando», dijo.

La alcaldesa de Águilas, Mª Carmen Moreno, instó a la población a «hacer caso», puesto que «vamos a pasar unos momentos complicados que nunca habíamos vivido, hay que ser muy estrictos y de la ciudadanía va a depender que esto revierta lo antes posible».

Moreno pidió «calma, ser responsables y sobre todo cumplir con las normas que nos manda las autoridades sanitarias, esto es cosa de todos».