La Vera Cruz de Caravaca no se podrá besar por los cientos de peregrinos que diariamente llegan a la Basílica. Se trata de la primera vez que se toma una decisión de estas características y se hace como prevención ante los acontecimientos que están sucediendo en los últimos días con la propagación del tan temido coronavirus. Ahora es el sacerdote quien se pone delante de todos los fieles con la sagrada reliquia y los peregrinos van pasando haciendo una señal de reverencia o una genuflexión, sin llegar a mantener el contacto físico.

El rector de la Basílica, Emilio Andrés, explica que «hay muchas maneras de adorar a la cruz y que no sean con el beso como tradicionalmente se hace en Caravaca». También recuerda que «en esta decisión hemos estado influenciados por la cantidad de peregrinos que todos los días llegan a Caravaca desde diferentes partes no solo de España, sino del mundo entero y no sabemos en qué condiciones vienen, si más enfermos o menos». En este sentido, ha querido incidir en que «cualquier gesto de recogimiento y adoración es válido para dirigirse a la cruz».

«En los primeros días dábamos la opción de adorarla o hacer un gesto de respeto -explica el rector- pero, viendo cómo se iban desarrollando los acontecimientos, hemos decidido que no se adore directamente».