Desarrollar todo el potencial de los niños para que estos lleguen a ser la mejor versión de ellos mismos es una responsabilidad de la familia en la que también se debe involucrar de gran manera el centro educativo. Desde Educación Infantil el colegio debe tener claramente establecidos los criterios de valor por los cuales se rigen y compartir las normas que los regulan a través de estos aspectos:

El alumnado estará dispuesto a comportarse de una determinada manera o a acatar una norma si siente que existe consenso al respecto entre los miembros del grupo y fundamentalmente entre aquellas personas a quienes aprecia o atribuye valor o autoridad.

Asimismo, el profesorado debe facilitar el conocimiento y el análisis de las normas existentes en el centro y en el grupo para que el alumnado puedan comprenderlas y respetarlas. Deberán quedar claramente establecidas las formas de participación, para que los alumnos y alumnas contribuyan a mejorar las normas, a cambiarlas por otras o a anularlas si se requiere.

El profesorado deberá ayudar al alumnado a relacionar significativamente las normas con determinadas actitudes que se pretende desarrollen en situaciones concretas (en el laboratorio, en el recreo, en la salida).

El profesorado deberá también propiciar la participación entre alumnos y alumnas para debatir opiniones e ideas sobre los diferentes aspectos que atañen a su actividad en el centro escolar (la relevancia o no de aprender cierto contenido, los objetivos, las costumbres, el uso de espacios comunes, las evaluaciones, etc.)

El profesorado deberá contar con una determinada organización de las actividades de aprendizaje de contenidos que permitan facilitar también el aprendizaje de ciertas actitudes importantes, tales como la cooperación, la solidaridad, la equidad, la fraternidad. Las actitudes que se busca lograr deberán estar planificadas expresamente (informar sobre características, ejemplificar, atribuirles significado identificándolas en situaciones cotidianas para el alumnado), para evitar que aprendan otras menos significativas.

El profesorado deberá procurar modelar las actitudes que se pretende que los alumnos y alumnas aprendan en la escuela y facilitar el apoyo y el tiempo necesario para que estos puedan ensayar, probar e imitar. El/la docente debe estar preparado para apoyar al alumnado en aquellos momentos en que sienta inseguridad o manifieste resistencia al cambio.

Fomentar la interculturalidad: el hecho intercultural lo perciben como un compromiso de la escuela con la sociedad y como una oportunidad para la superación de estereotipos y la eliminación de prejuicios.