La Consejería de Medio Ambiente señaló ayer ante las conclusiones de los investigadores del Instituto Español de Oceanografía que «en primer lugar, hay que hablar con criterio y no confundir ya que se trata de un tema que, si no se lleva con rigor, puede provocar una alarma social o inducir al error».

El departamento que dirige Antonio Luengo señalaba que «el emisario de la depuradora de San Pedro tiene 4 kilómetros de longitud, mientras que la pradera de posidonia está a 2 kilómetros de la costa». El efluente de la depuradora de San Pedro (el agua que sale por el emisario) apenas «lleva carga de nutrientes», remarcan, y añaden de que estos niveles están «muy por debajo de los límites permitidos para el vertido». Además, Medio Ambiente lleva a cabo «controles de forma periódica para garantizar que ese agua cumple con los parámetros y requisitos exigidos sin causar daño medioambiental».

La Consejería añade ante el daño de los vertidos a la posidonia que «el agua que sale de la depuradora es más dulce que la del mar», por lo que, subrayan, tiende a ir hacia la superficie. «Por tanto no existe relación alguna entre el agua que sale y el estado de la pradera», concluyen desde Medio Ambiente en contra de lo señalado por el IEO.