No están siendo días fáciles para los alérgicos en la Región de Murcia. A los niveles de contaminación del aire provocados por las altas concentraciones de polvo mineral sahariano procedente del norte de África el pasado viernes y sábado, hay que sumarle las fuertes rachas de viento de ayer y el adelanto de la floración en la Región. El polvo amarillo que ayer se pudo ver acumulado en muchas ventanillas de los vehículos aparcados en la calle no es más que polen procedente de pinos y cipreses, que no tienen una capacidad alergénica importante para los pacientes en la Región, como señala el investigador de la UPCT experto en grano de polen, Manuel Munuera. Solo entre un 1 y un 2% de los alérgicos al polen dan positivo a estas especies en concreto, «pero se produce en cantidades enormes y sí pueden generar irritación en los ojos». Estamos en plena floración del pino, y también del ciprés, una especie emergente en la Región que ha generado niveles de polen importantes, como indican los registros de la semana pasada de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica: más de 500 granos de polen por metro cúbico en Murcia y más de 200 en Cartagena cuando el nivel de alerta se sitúa en 'alto' con un registro de 135 granos/m3.

Las rachas de viento de ayer, que se acercaron en algunos puntos de la Región a 90 km/h, levantaron grandes cantidades de polen, lo que provocó mayores casos de rinoconjuntivitis y asma alérgica entre los pacientes, según señala el alergólogo Juan Antonio Pagán.

Tres cuartas partes de la población murciana es alérgica a algún tipo de polen, y los síntomas de la alergia se agravan cuando este se mezcla con partículas contaminantes generadas en una ciudad por la combustión. «Las partículas minerales en suspensión pueden suponer una irritación de las mucosas», señala Munuera en relación a los días coincidentes entre la entrada de polvo sahariano de África en la Región, que provocó que se activaran protocolos de contaminación en varias ciudades el pasado viernes y sábado, y el adelanto de la primavera y la mayor producción de polen.

«Se ha anticipado la primavera, los pacientes han comenzado a tener síntomas de alergia en febrero y lo están pasando bastante regular», remarca Pagán. Las temperaturas de las últimas semanas y un invierno seco en cuanto a precipitaciones «adelanta el ciclo de las plantas» y una primavera con temperaturas cálidas estables y sin lluvia puede provocar una estación «menos intensa pero algo más prolongada» en cuanto al polen, subraya por su parte Munuera.

La zona este de la Región comienza a «florecer antes» y pronto las gramíneas o las quenopodiáceas empezarán a causar problemas a los alérgicos, en concreto, a entre un 50 y un 55% de ellos. El olivo comenzará a florecer también pronto y afectará al 70% de los pacientes: «a este sí deben tener cuidado», señala Munuera.