Alfredo Bonet, secretario general del Círculo de Empresarios, que este lunes ofreció una conferencia en Murcia organizada por el Círculo de Economía, considera que «la crisis de 2008 ha generado una desconfianza que todavía no hemos superado» y ha acabado con una larga etapa de expansión económica que se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial.

Bonet, que es director Internacional de la Cámara de Comercio de España y ha sido secretario de Estado de Comercio Exterior y presidente del ICEX, apuntó que «la globalización no volverá» a la situación anterior debido a «la crisis de credibilidad de los sistemas políticos», mientras que «crecen los populismos nacionalistas».

Planteó que la crisis del capitalismo llevó a una desconfianza en las empresas, mientras que crecía la confianza en los gobiernos, pero esta situación está cambiando. «Hay un modelo alternativo que juega con otras reglas», indicó.

También se refirió a la guerra comercial que mantienen EE UU y China y a las presiones que está recibiendo la UE para evitar que utilice la tecnología china, así como a la incógnitas que plantea la revolución tecnológica sobre el futuro del empleo.

Apuntó que la Unión Europea no es un gran actor global, sino que está dividida e indecisa. Su tesis es que hace falta una estrategia común con China, por ejemplo.

Destacó igualmente el protagonismo del cambio climático en la percepción de las empresas, dado que las más contaminantes son rechazadas.

Sobre la economía española dijo que está lastrada por unos acuerdos de gobierno frágiles, un elevado déficit y un desempleo del 14%, mientras que el sistema educativo resulta ineficiente. A su juicio, es necesario un pacto de Estado para adecuar la educación a los retos que plantea la economía.

También destacó la importancia de la economía sumergida, que añadiría dos puntos más al PIB si llegara a aflorar, mientras que abogó por un mercado único en España.

Sin embargo, valoró la fortaleza de las exportaciones, que aportan el 34% del PIB.

Abogó también por una reforma fiscal para bajar la presión tributaria a las empresas y la reforma de las pensiones, además de la simplificación del número de contratos laborales