Las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia se sienten «abandonadas y humilladas», afirmó ayer Gema Varona, presidenta de la Sociedad Vasca de Victimología, que ha estado dos días en Murcia impartiendo una formación a seminaristas y sacerdotes sobre 'Las víctimas de abusos a menores'.

Esta iniciativa sorprendió a la propia ponente, criminóloga y doctora en Derecho por la Universidad del País Vasco. «Para mí es un reto», contaba, ya que es la primera vez que la reclamaban desde una Diócesis.

Ante los abusos a menores, la sociedad, Iglesia incluida, y las instituciones del Estado están obligadas a «dar una respuesta frente a esa injusticia y soledad», sentenció la experta, que trabaja con víctimas desde el año 2013.

Una de las maneras de reaccionar ante esta realidad, aconseja Varona, podría ser la creación de una comisión de investigación independiente, desarrollada por profesionales, para conseguir esa «reparación en condiciones de igualdad». Es lo que se ha conseguido en Francia. «Ahora mismo tenemos iniciativas, pero existe un problema de diversidad. Depende de dónde has sido víctima, se tiene una respuesta u otra».

Victimización secundaria

Las personas que han pasado por el trauma de sufrir abusos sexuales en la niñez o adolescencia tienen que hacer frente a dos procesos de victimización. El primario, haber sido objeto del delito, y el secundario, que es el que provoca la minimización, negación u ocultamiento de lo que les ha ocurrido. Dicho en palabras de Varona, «no ha sido para tanto o, directamente, no ha pasado». De esta manera se cuestiona la credibilidad de las víctima. «Es lo que más les duele», subraya, porque la victimización primaria «no se pudo prevenir», pero la secundaria sí.

Cien mil menores en el mundo

Suele usarse el estudio del catedrático emérito de la Universidad de Salamanca, Félix López, para intentar cuantificar los abusos a menores en la Iglesia Católica en España. «Hay muy pocos estudios porque son muy costosos. Este lo financió el Ministerio de Asuntos Sociales», comenta Varona. El resultado de esta investigación facilita cifras parecidas a los de otros países: alrededor de un 4% del clero ha cometido abusos a menores. «Es minoritario. Por esa minoría se hace mucho daño», reconoce la experta. La organización Ending Clergy Abuse estima que hay 100.000 víctimas en todo el mundo. Son estimaciones, reconoce Varona, para la que lo importante es que está en nuestras manos la respuesta: «No hemos sabido prevenir el abuso, pero podemos prevenir que ese daño continúe».