Un informe preliminar del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante concluye que si finalmente se llegaran a desembalsar de los pantanos de Entrepeñas y Buendía unos 80 hectómetros cúbicos más al año para alcanzar el volumen de los caudales ecológicos que ha planteado al Confederación Hidrográfica del Tajo, las reservas mínimas que serían necesarias para poder trasvasar agua al Segura pasarían de 400 hectómetros cúbicos a 500. Los autores del estudio consideran que la subida de los caudales propuesta impediría los trasvases hasta seis meses al año y haría inviable la llegada del agua del Tajo para riego y para el abastecimiento urbano.

De acuerdo con las cifras recogidas en el Esquema de Temas Importantes (ET) del Tajo, el documento previo que fijará los objetivos a cumplir por el nuevo Plan Hidrológico de Cuenca para el periodo 2021-2027, las reservas de la cabecera que serían necesarias para alimentar el volumen de los caudales ecológicos propuestos para los diferentes tramos del río elevaría en 80 hectómetros cúbicos el volumen destinado a los distintos usos del Tajo, que está establecido en unos 365.

Esto reduciría las posibilidades de alcanzar el volumen mínimo establecido para que se puedan trasvasar caudales al Segura.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha sacado a información pública en el mes de enero el Esquemas de Temas Importantes del Tajo y del Segura, entre otros, y ha establecido un plazo de alegaciones de seis meses, que se cumplirá en junio.

Murcia y la Comunidad Valenciana y el Sindicato de Regantes están estudiando ahora las propuestas del Ministerio para hacer sus alegaciones de cara al nuevo Plan Hidrológico.

Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante, que ha realizado el estudio preliminar sobre la repercusión del aumento del volumen circulante, apuntó que el incremento de los caudales ecológicos -tanto en el embalse de Almoguera, que es nuevo, como en el de Aranjuez, donde se pretende subir de seis a 8,5 metros cúbicos por segundo, afectará al abastecimiento y al regadío. «Si se confirma el aumento de caudales, el regadío recibiría menos de la mitad del agua que actualmente está recibiendo, que ya está suficientemente menguada por diferentes motivos no siempre hidrológicos, como es la falta de una mejor gestión de la cabecera del Tajo», indicaba el catedrático de la Universidad de Alicante, quien criticó, asimismo, la utilización de agua desembalsada para eliminar contaminación, «algo que prohíbe la Directiva Marco del Agua».

El director del Instituto del Agua de Alicante considera que «hay agua más que suficiente en la cabecera del Tajo y que lo que hay que hacer es administrarla lo mejor posible atendiendo a todos los usos, incluidos los de la cuenca receptora porque no se puede dañar este tipo de usos en función de una norma que incluso puede ser arbitraria», concluía el experto.

El mayor golpe se lo llevaría, no obstante, la agricultura, ya que los envíos podrían reducirse a la mitad. La Confederación del Tajo plantea tres escenarios para el aporte de agua al trasvase Tajo-Segura en los próximos años. Según los técnicos, en el mejor de los escenarios -la situación actual-, se podría trasvasar hasta 410 hectómetros cúbicos al año, una cantidad que sigue muy alejada de los 600 para los que se diseñó el Acueducto. Los técnicos añaden, por otro lado, otros dos escenarios más negros aún, como el derivado de una reducción de lluvias del 30% que haría que los recursos se redujeran hasta los 143 hectómetros cúbicos al año; y el peor, que en 50 años la disponibilidad fuera tan escasa que sólo se podrían trasvasar 100 hectómetros cúbicos o, lo que es lo mismo, la muerte del Trasvase para la agricultura.

El presidente del Scrats, Lucas Jiménez, considera aventurado hacer proyecciones en este momento sobre el impacto que tendría el aumento del caudal ecológico y apunta que la disponibilidad de los caudales para riego dependerá de las lluvias y de las aportaciones que llegue a recibir el Tajo, entre otras circunstancias. Su impresión es que no llegará a saber hasta «que pase el tiempo y se esté aplicando durante un ciclo completo».

Por su parte, Javier Berenguer, presidente de Riegos Levante y vicepresidente del Scrats, anunció que Alicante se plantea encargar un estudio al murciano Francisco Cabezas, que fue el autor del Plan Hidrológico Nacional.