La transformación del suelo de la comarca del Campo de Cartagena ha provocado una entrada masiva de sedimentos al Mar Menor que ha provocado que, al menos de 2008 a 2017, la laguna pierda de media 18 centímetros de profundidad. La mayor erosión de este suelo provocado por el cambio en los usos del terreno, las prácticas agrícolas inadecuadas como el arado en el sentido de la pendiente, la impermeabilización del suelo que aumenta la velocidad del agua o el cambio del cultivo de secano al regadío intensivo son algunas de las causas principales por las que el Mar Menor ha sufrido un proceso de colmatación de su fondo marino. Esta contribución de sedimentos al Mar Menor fue impulsada a lo largo de este periodo de tiempo por los distintos temporales que ha sufrido la zona, según una investigación de un grupo de científicos de la Universidad de Mucia, la Universidad Politécnica de Cartagena, la Universidad de Valencia y el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida).

El geógrafo Joaquín Francisco Atenza, del Imida, señala a esta redacción que el estudio perseguía hacer un seguimiento de las batimetrías del Mar Menor, es decir, analizar la evolución de las profundidades de la laguna salada durante al menos una década con datos generados por el propio grupo de investigación y otros de fuentes externas. Para realizar el estudio han empleado una serie de fórmulas «entre las bandas de las imágenes de satélites como Sentinel 2 o Landsat 8 donde podemos obtener datos aproximados de profundidad. Esto nos permite hacer un seguimiento en el tiempo mucho mayor, debido a que hay imágenes constantes de estos satélites», señala.

En la evolución de la profundidad del Mar Menor, el estudio refleja que la laguna ha llegado a perder una importante área del fondo marino que se situaba a siete metros de profundidad, pasando en 2008 de ocupar este fondo unos 9,7 kilómetros cuadrados a 0,39 km2 en 2016.

Atenza remarca que la pérdida de profundidad ha afectado a unas zonas más que otras dentro de la laguna: «la distribución no es uniforme, pero no hay gran diferencia, hay que tener claro que los aportes vienen por las ramblas que desembocan en la laguna».

El investigador señala que sí han detectado, por ejemplo, en Las Encañizadas «mucha acumulación de arena tras los temporales. Cosa que es normal ya que la arena que se pierde en la playa de la Llana, termina sedimentando en la zona de las Encañizadas».

Buenas prácticas

Atenza añade a su investigación una serie de recomendaciones para evitar una colmatación aún más grave en el futuro: «Hay que llevar a cabo buenas prácticas agrícolas como el arado perpendicular a la pendiente, diques de retención de sedimentos, restauración hidrológica- forestal de la cuenca vertiente, y por supuesto haciendo una buena ordenación del territorio».