La polémica en torno al pin parental continúa. La medida aprobada por PP, Cs y Vox, y que será llevada ante la justicia por el Gobierno de Pedro Sánchez si no se da marcha atrás antes del próximo día 17 de febrero, cuenta con numerosos detractores que critican duramente la falta de libertad de los docentes, así como la pérdida de tiempo que supone para los profesores pasar una circular para cada actividad que realicen los menores. Esta burocracia se extiende hasta los hogares, donde los padres han de dar su consentimiento expreso para que los pequeños asistan a charlas y jornadas.

En las últimas semanas, el pin parental ha sido objeto de críticas entre centenares de padres que, a través de redes sociales, compartían las distintas circulares que llegaban a sus manos procedentes de los centros educativos de sus hijos.

El revuelo en la red social era inmediato, ya que los padres no terminaban de comprender por qué tenían que dar permiso para que sus hijos asistieran a cuentacuentos, charlas sobre higiene o, como lamentaba un padre esta mañana, "un proyecto literario promovido por la UMU en una guardería".

Acabo de tener que firmar la autorización expresa, para que mi niña de 3 años, pueda participar en su guardería de algo tan sospechoso, como un proyecto literario promovido por la

@UMU

Me ha dado vergüenza.

#PINdeLaVergüenza