Corría el mes de noviembre del año pasado cuando la profesionalidad de la Policía Nacional, que no había dejado de investigar el caso, esclarecía un trágico suceso acontecido el verano anterior: el de la muerte de una mujer, que falleció en el hospital como consecuencia de las lesiones que le produjeron al robarle el bolso por la calle, en Santa Eulalia. Así, la Policía arrestaba no a uno, sino a dos sujetos como sospechosos del tirón que acabó el homicidio. Imprudente, considera la Fiscalía, porque lo que querían era robarle. Ambos individuos están en prisión provisional. Y ambos se acusan mutuamente de ser quien dio aquel tirón mortal, informan fuentes cercanas al caso.

El día que la hirieron mortalmente, la víctima, Mª del Carmen, caminaba por la calle en una jornada en la que muchos murcianos estaban de asueto, pasando los días del puente de agosto. En un momento dado, según explicaría luego una testigo que vio parte de lo ocurrido desde su balcón, un sujeto se aproximó a la viandante y, sin mediar palabra, se abalanzó sobre ella para quitarle el bolso. Lo consiguió, sin tener reparos alguno a la hora de agredirla. La tiró al suelo, con tan mala fortuna de que el golpe contra el asfalto la dejó malherida. Y se fue.

Un sujeto la atacó y el otro vigilaba. Es lo que tiene claro el Ministerio Público, que considera que el autor del tirón fue Mohamed D. C. y que quien vigilaba era José Manuel A. R. La colaboración ciudadana fue, una vez más, imprescindible para que la Policía diese con ellos.

Así, la Fiscalía pide para ambos individuos, que no tienen antecedentes, una pena de tres años y nueve años de cárcel por un delito de robo con violencia, más otros cuatro años más entre rejas por un delito de homicidio imprudente.

Mª del Carmen tenía 86 años y no pudo sobreponerse a la insuficiencia cardiorrespiratoria y al edema agudo de pulmón que sufrió, por los cuales murió en el Virgen de la Arrixaca. Ahora, la Fiscalía solicita que ambos acusados indemnicen a los hijos de la víctima con 12.00 euros.

Mientras esperan que se fije la fecha para el juicio oral, el uno dice que el autor del tirón fue el otro y viceversa. La declaración de la testigo que lo presencio pordría esclarecer este extremo.

Rafael Carmona, abogado de Mohamed D. C., alude a «la declaración de una testigo presencial, que no ha sido llamada a declarar en la instrucción, que describe sin lugar a dudas al autor de los hechos». Detalla cómo era la ropa que vestía.

Así, el letrado apostilla que el autor material fue José Manuel A. R, «un joven español». «Sin embargo, por la simple declaración del otro coimputado, el joven árabe está sufriendo un procedimiento penal con ingreso en prisión cuando la prueba objetiva, la testificación imparcial, subraya todo lo contrario», manifiesta.