Cuando el pasado 19 de enero el murciano Juan Miguel Beas Pérez de Tudela-Falcón llegó a la ciudad china de Dandong acompañado de su novia Huilin Zhang con el objetivo de conocer a su familia y mejorar su nivel de chino no se imaginaba la situación de película de iba a vivir. A este joven de 21 años natural de Lorca le ha pillado de lleno en el país asiático la declaración de la epidemia de coronavirus que mantiene en alerta a todos los países y del que ya se han declarado casos en la mayoría de los continentes.

El bloqueo de las comunicaciones, las recomendaciones de no salir de casa excepto para lo estrictamente necesario y las noticias que les llegan de dentro y de fuera hace que esté viviendo con cierto nerviosismo la situación desde esta ciudad, cercana a la frontera con Corea del Norte.

Juan Miguel reside desde hace cuatro años en EEUU con sus padres, donde estudia Ciencias de la Computación y donde decidió ampliar sus conocimientos de idiomas al chino. Precisamente con la intención de practicar esta lengua organizó el viaje en el que se encuentra inmerso y del que tenía previsto regresar el 20 de este mes de febrero. Sin embargo, desde Dandong explica a LA OPINIÓN que está intentando adelantar la vuelta, principalmente para tranquilizar a sus padres, quienes están viviendo esta situación con mucho nerviosismo.

«En esta region no hay muchos afectados, y es por eso que los ciudadanos no están tan preocupados como en Wuhan», afirma este murciano, quien no obstante señala que «las autoridades chinas han cancelado todos los servicios de transporte publico y han emitido un comunicado pidiendo que nos quedemos en casa, saliendo lo menos posible hasta el próximo 8 de febrero». Ademas, les han insistido en que mantengan unas normas basicas de higiene, como el lavado de manos de forma regular, y el uso de mascarillas.

Juan Miguel Beas reconoce que «el mayor nerviosismo lo estan viviendo mis familiares. Aquí estamos mas o menos tranquilos, pero la gente anda con mucha precaucion, no se ve a casi nadie sin mascarilla por la calle». Por ello asegura que quiere intentar adelantar el vuelo de regreso, por sus padres, «ellos están muy preocupado y me llaman dos veces cada día. Pero no sé si aumentará el riesgo o si cerrarán aeropuertos para entonces».

Desde que el pasado 19 de enero este murciano aterrizó en Shenyang está alojado en la casa de los padres de su pareja y «es con ellos con quien he estado la mayor parte del viaje».

Respecto a cómo se desarrolla la vida y el día a día en esta ciudad cuenta que «la mayoria de las tiendas y restaurantes están cerrados dado que el Gobierno ha alargado el periodo festivo de fin de año», sin embargo no están sufriendo desabastecimiento de productos, ya que «hay muchos comerciantes de alimentos en la calle, en lo que nosotros definiríamos como mercadillos». Juan Miguel asegura que los ciudadanos chinos están viviendo la alerta por coronavirus «con tranquilidad, no creen que vaya a mucho más, pero no salen sin mascarilla y pasamos la mayor parte del tiempo en casa».

Desde Lorca su abuelo paterno, Juan Beas, explica que «lo único que nos tranquiliza es que Juan Miguel está bien, tiene casa y comida. Pero nunca se imaginaba cuando organizó el viaje lo que le iba a pasar».

Artal cancela su viaje

Otro murciano al que la alerta por coronavirus le ha obligado a trastocar sus planes es Pablo Artal, investigador y catedrático de Óptica de la UMU, que tenía programado un viaje al país asiático para este mes y que ha decidido cancelarlo a consecuencia del virus. «Todo está en 'stand by' ahora», afirma.