De Beniel al Prado. Noelia Ibáñez Pérez (1975) dejó la pequeña localidad murciana para trabajar en el museo nacional. Su amor por el arte y altas dosis de inquietud la llevaron a iniciar un largo camino, no exento de esfuerzo y sacrificio. Tras seis años trabajando en asesoría técnica para el Ministerio de Cultura, dio el salto al Museo del Prado, donde ha trabajado los últimos doce. Desde hace uno, ejerce como jefa del área de Atención al Visitante y ha podido vivir en persona el bicentenario de la institución, que culminó el pasado mes de diciembre.

¿Cómo ha vivido el bicentenario del Museo del Prado?

Ha sido un lujo poder vivirlo, he sido una afortunada. Ha sido un año brutal, con más de 3.200.000 visitantes, el récord del museo. Los trabajadores del Prado tenemos muy claro que estamos de paso, que somos los custodios de algo muy importante, de obras pintadas hace 400 años. Nosotros nos iremos y esto seguirá. Es muy emocionante trabajar en que nuestras iniciativas hagan aún más grande la institución. España lo considera una parte suya y trabajamos para que se sientan orgullosos.

Y tras un cierre de aniversario tan espectacular, ¿qué esperan de 2020?

En 2020 vamos a intentar atraer a nuevos visitantes. Nos toca detenernos un poco y hacer una reflexión de lo que supuso el año anterior, hacer un análisis pausado para conocer las necesidades de los nuevos públicos.

¿Cuáles son las obras más visitadas?

El Prado es un museo de grandes maestros. Tenemos una colección muy potente. Nadie se va sin ver Las Meninas, nuestro sancta sanctorum. También hay mucha gente que se emociona viendo El jardín de las delicias y Las majas de Goya.

¿Al ciudadano medio le atraen los museos?

El 60% de nuestros visitantes son internacionales; mientras que el otro 40% es nacional. El público español sabe que el museo está ahí y a veces cuesta que vengan, por eso en 2019 hicimos la campaña 'De gira por España' y llevamos un Goya a cada comunidad, en Murcia estuvo El actor Isidoro Máiquez. Con esto hemos transmitido que, aunque está ubicado en Madrid, es un museo de todos y para todos. Sin embargo, en los últimos años sí que se nota más interés de la sociedad por los museos. Viene gente de todas las edades, también familias.

¿Y qué tal se llevan con el público joven?

Somos un museo histórico, con una colección poco moderna para los tiempos en los que estamos, pero siempre hemos hecho hincapié en que el Prado ha sido fuente de inspiración de grandes maestros. Francis Bacon se paseaba por las salas cuando estaba cerrado, también Manet y Picasso. Lo que pretendemos decir es que estas obras han sido fuente de inspiración para artistas que son idolatrados por los jóvenes. Si Bacon bebió de Goya y de El Greco, tú también puedes llevarte algo de ellos.

Desde un lugar privilegiado como el suyo, ¿qué percepción tiene de los museos de la Región?

Empieza a haber cierto interés de hacer las cosas mejor, de dotar a los museos de infraestructura y personal. Pero hay poca partida presupuestaria y, aunque con imaginación y el músculo de la gente que trabaja en ellos se consiguen muchas cosas, queda mucho por hacer. Los museos son instituciones deficitarias, pero son muy beneficiosos para el interés general de la sociedad. Es por eso que la administración tiene que remangarse y ayudar a crear una cultura en torno a ellos, que la gente quiera ir un domingo por la mañana al museo. Y eso se empieza por trabajar con los más pequeños.

¿Qué museos de la Región destaca?

Hay grandes museos en la Región, de hecho está el Arqua, que es nacional y tiene una colección única. El Ramón Gaya es espectacular, levantado en torno a un personaje tan intelectualmente potente que si se vende bien puede atraer a mucho público local, pero también a turistas que pasen por la ciudad. También los hay singulares, como El Cigarralejo, que es absolutamente único. La Región tiene museos suficientes para atraer al ciudadano, pero hay desconocimiento y por eso no se acercan. Iniciativas como incluirlos en rutas, por ejemplo en el caso de El Cigarralejo, si vas a ver el castillo de Mula, luego disfrutas del museo y después te vas de vinos a Bullas. También hacer actividades con jóvenes, en El Prado hemos hecho sesiones DJ y videojuegos. La cuestión es saber sacarle partido.