«Nuestra parquedad en palabras puede convertirse en notable entusiasmo detrás del lanzamiento, en el ambiente relajado de la cantina», confesaba ayer José Luis Figuero, que es el paracaidista más veterano en activo del Ejército del Aire. Tras apuntar que en su gremio son más de gestos que de palabras, el también general de División y director del gabinete técnico de la Secretaría General de Política de Defensa destacó que lo que mueve a los militares del Aire es «la innovación, la excelencia, el espíritu de equipo y el sentido del deber».

Figuero hacía estas afirmaciones durante su discurso en los actos conmemorativos del 72 aniversario del primer lanzamiento paracaidista de la Escuela Méndez Parada de Alcantarilla, celebrados en la Base Aérea bajo la presidencia del general del aire Javier Salto Martínez-Avial, que es también jefe del estado mayor del Ejército del Aire (JEMA).

Hasta tres veces sonó el himno de España en un acto en el que se produjo un hito a nivel mundial: un total de 116 militares realizaron el primer salto masivo a capacidad completa de paracaidismo manual desde el avión del consorcio europeo Airbus A-400M.

Volviendo a la alocución de José Luis Figuero, habló de «optimizar la seguridad y al mismo tiempo operar con eficacia y eficiencia» como uno de los retos que tiene por delante la Escuela Méndez Parada, «puntera en nuestro ámbito en las técnicas de enseñanza y en el paracaidismo a nivel mundial», hizo hincapié. Desde su punto de vista, «el futuro de la escuela ha de orientarse hacia la internacionalización».

Destacó, por otro lado, «la integración de mujeres en el paracaidismo», lo cual «nos ha dejado muestras de su excelencia» y afirmó que «hombre y mujeres del Ejército cumplen con el mismo empeño y eficacia su misión».

«Ese sentimiento de orgullo, de amor a España, es lo que no queremos olvidar y lo que nos hace reunirnos un año más. Muchas gracias», fue el colofón de su discurso. Al término sonó el Himno del Ejército del Aire, que también cantaron desde las gradas los allegados de los militares presentes.

Como cada año, se procedió a la lectura del diario de operaciones de la Escuela del 23 de enero de 1948 (un día nublado en el que no se aconsejaba el lanzamiento y en el que hubo heridos, haciendo constar el nombre de los oficiales que saltaron aquel día). Tras rendir tributo a quienes dieron su vida por España, acabó el acto castrense propiamente dicho y los presentes pudieron entonces bajar de las gradas y buscar el mejor sitio para empezar a mirar al cielo, porque empezaba la exhibición paracaidista.

Lo primero fue el lanzamiento de época desde un T12B Aviocar, tras lo cual tuvieron lugar los lanzamientos masivos en apertura desde el A-400M. Ahí fue cuando de repente decenas de paracaidistas inundaron el cielo, como si fueran verdaderamente una bandada de pájaros. Después de ellos, turno del lanzamiento táctico del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) y, como broche de oro, la exhibición de la tan querida Patrulla Acrobática de Paracaidismo (PAPEA).