Adoctrinamiento, masturbación, sexo, sodomía, depravación... Cuanto más hablan los sectores más conservadores de las charlas de diversidad afectivo-sexual, de familia y de género que imparten los colectivos LGTBI en los colegios, más miedo logran transmitir en los padres. Para quien aún no sepa y quiera saber qué se enseña realmente en estas actividades, que sí que son curriculares -es decir, no son extraescolares-, puede tener algo claro sobre la propia responsable de dar estas charlas en la Región, Eva Illán Macanás: «Yo no hablo de prácticas sexuales».

Las actividades complementarias con contenido LGTBI se imparten en la Región a través del colectivo No Te Prives. Eva Illán lleva desde 2010 enseñando sobre diversidad en centros educativos. En la actualidad, gracias a un concierto con el Ayuntamiento de Molina de Segura, acude a diez institutos de este municipio, además de a otros nueve repartidos por el resto de la Comunidad.

Las asistencia a estas clases complementarias tiene dos beneficios para los alumnos, asegura Eva. Por un lado, sirve de apoyo emocional e institucional para los alumnos LGTBI. Muchas veces ha acudido a los centros avisada de que hay algunos niños que pertenecen a este colectivo. «A veces me lo reconocen ellos mismos al final, otras lo noto en sus caras, por cómo me miran».

Por otro lado, estas charlas abren la mente al resto de alumnos, que conocen la realidad, a veces dura, de algunos de sus compañeros. «Hay alumnos que no quieren escuchar lo que digo, están acostumbrados a oír que la homosexualidad es lo peor y se sienten agredidos», lamenta, aunque la respuesta de los menores suele ser positiva. «Escuchan con mucho interés y curiosidad», ya que suele ser la primera vez que alguien les habla de temas relacionados con la sexualidad y que no tienen que ver con cómo funciona el aparato reproductor del cuerpo humano o con cómo evitar embarazos indeseados.

Muchos niños, incluso, se sorprenden al saber que Eva no es lesbiana. «Me lo preguntan y yo les respondo con naturalidad, no hace falta ser LGTBI para luchar a su lado». Ni para enseñar valores como la tolerancia: «Vengo a hablaros del respeto», es lo que les dice.

Eva solo tiene dos sesiones para dedicarle a los alumnos. En la primera se dedica por completo a los conceptos. Los niños han de aprender a distinguir el sexo biológico de la identidad de género, a respetar la expresión de género de cada uno y, por supuesto, su orientación afectivo-sexual. El alumno aprende así «otras realidades» y a llamarlas de manera que no hieran los sentimientos de los demás. Aprender en diversidad ayuda a «ponerse en el lugar del otro», comenta la educadora.

La segunda sesión versa sobre el acoso y la discriminación LGTBIfóbica. Esta vez, Eva intenta «desenmascarar» de dónde viene el acoso, cómo se puede remediar y solucionar. «Voy con preguntas, busco generar un debate con los adolescentes con el objetivo de que entiendan que la diferencia no es motivo de rechazo a nadie». La consecuencia de la discriminación es dolorosa para el menor: «Uno se puede sentir muy solo cuando lo abandonan».

«Quieren desprestigiarnos»

Tanto el Partido Popular como Vox han puesto esta semana el grito en el cielo tras conocer que el Gobierno de España va a llevar a los tribunales el pin parental que el Ejecutivo de Fernando López Miras -en coalición con Ciudadanos- quiere imponer en los centros educativos de la Región de Murcia. «Dejad a nuestros hijos en paz», exigía Santiago Abascal. «Saquen sus manos de nuestras familias». Esta última, de Pablo Casado, un día después.

Eva Illán sabe perfectamente que ahora está en el ojo del huracán. Los ataques que recibe como responsable de estas charlas de diversidad afectivo-sexual tienen, según considera, la «intención de desprestigiar» su trabajo.

«Ponen las charlas en un lugar en el que no nos encontramos, quieren que no se hable de lo que realmente estamos haciendo», critica Eva, que piensa que detrás de estas voces hay una filosofía «reduccionista» contra la que no se puede disentir. «Si no se quiere entender que se puede nacer con un sexo biológico pero sentirse de otro, poco se puede hacer». Es hablar con una pared. «Se reduce a sexo biológico la identidad de género, pero las personas trans existen», sentencia la educadora.

Queda una parte importante de la población suspendida en diversidad.