El árbol monumental de la Casa Zapata en el campo de Cagitán, un ejemplar de pino carrasco de cerca de dos siglos, podría partirse en dos si no se actúa de forma urgente debido a una gran grieta en su tronco. El exceso de ramaje por falta de intervención de las autoridades competentes, así como la grieta que presenta podrían acabar con uno de los árboles más longevos y singulares de la Comarca del Río Mula y de la Región.

Una intervención urgente con el anillado del tronco y limpieza de ramaje podrían dar sostenibilidad a este pino que está expuesto a las inclemencias meteorológicas y a un exceso de peso.

La comarca del Río Mula cuenta con importantes ejemplares de árboles monumentales, algunos de ellos han visto pasar los siglos adquiriendo sabiduría y convirtiéndose en venerables ancianos.

El pino carrasco de la Casa Zapata es un bello ejemplar con cerca de 170 años de vida, 4,30 metros de perímetro y más de 16 metros de altura. Está ubicado en una zona de difícil acceso, muy cerca de los también catalogados y centenarios Olmos del Pozo de la Caridad.

El Pino de las Águilas

Está catalogado como el pino carrasco más viejo y con el tronco de mayor perímetro del mundo. Con más de 320 años de antigüedad, el pino de las Águilas se alza majestuoso en el campo de Cagitán, orgulloso de ser 'el abuelo' de los árboles monumentales de la Región de Murcia.

Su longevidad y estado hace décadas que dejaron de asemejarse a otros ejemplares de la misma familia por lo que sigue despertando un gran interés que después de varios siglos siga manteniéndose en pie.

Es uno de los pocos que, a pesar de encontrarse en una finca privada, cuenta con un vallado perimetral para evitar que se pisen sus raíces y le ocasionen daños.

El árbol cuenta con tumores en gran parte de su tronco y un exceso de ramaje que se asienta sobre el suelo en prácticamente todo el perímetro del ejemplar.

Los que se han perdido

Durante los últimos años han sido varios los árboles monumentales que han acabado muriendo: toneladas de kilos de madera quedaban esparcidos en el mismo suelo que los alimentaba. La edad, la falta de mantenimiento, la sequía y las inclemencias meteorológicas han sido las causas que les han pasado factura.

En marzo de 2014, el pino de la Celia, en el paraje de Cagitán, era abatido por fuertes rachas de viento de hasta 70 kilómetros por hora. Tenía más de 200 años y había sido reforzado previamente por encontrarse dañado, aunque su tronco no pudo evitar quebrarse frente al viento.

A principios de 2017, en el término municipal de Bullas, caía el pino de la Osamenta. Con más de 200 años y 20 metros de altura, una nevada le hacía partirse en dos por exceso de peso en sus ramas.

Poco después caía en Mula el almez del Niño: tenía más de 200 años y estaba catalogado como el ejemplar de tronco más grueso y uno de los más bellos de la Región.

De nuevo el fuerte viento tuvo la culpa aunque luego se comprobó que un hongo en la parte interior del árbol le había estado dañando.