La Literatura, el Arte, la Antropología, la Fotografía, la Historia, la Etnografía€, pocos campos escaparon a la feroz curiosidad (y estudio) del profesor Francisco Flores Arroyuelo (Bilbao, 1939), que falleció ayer a los 80 años de edad tras toda una vida dedicada a las letras y la docencia. Lector incansable y autor prolífico, su nombre quedará siempre ligado al de Pío Baroja, cuyos textos trabajó hasta convertirse en un experto incontablemente reseñado en relación con el escritor guipuzcoano, quizá el principal representante de la Generación del 98.

Su relación con Baroja comenzó en Murcia, a donde pronto se trasladaría con su familia. De hecho, Flores Arroyuelo cursó a orillas del Segura la Primaria y la Secundaria, para después licenciarse en Filosofía y Letras por la Universidad de Murcia. Finalmente, se doctoraría también en la UMU con una tesis dedicada al citado autor noventayochista que abría el camino a nuevas publicaciones sobre el donostiarra, como Pio Baroja y la historia (1972) o Pío Baroja (1973), su particular aportación a la colección 'Temas Españoles'.

Profesor emérito de la Facultad de Letras -donde impartió Antropología-, académico numerario de la Real Academia Alfonso X el Sabio y padrino en la investidura como Doctor Honoris Causa en la UMU del pintor Ramón Gaya (1999), no se limitó, no obstante, a la investigación y al estudio de Baroja -desde la década de los setenta editó libros sobre otros artistas contemporáneos españoles; sobre Murcia, como Vida y culturas españolas (1977), así como numerosos artículos en revistas universitarias-, sino que también cultivó su propia voz literaria.

Probablemente influenciado por las lecturas de Borges, en los ochenta Flores Arroyuelo publicó dos libros de temática oriental en los que se manifiesta una narrativa oculta y misteriosa: Historias chinas (1981) y Los tres libros del sol de Hua Ta Mi (1982), y en el '83, se edita un volumen que recoge varias historias con su firma -muchas de ellas producto de su temprana participación en revistas murcianas como Triunfo, Estafeta Literaria y Monteagudo- bajo el título Entre casas blancas y otros relatos (1983), y en el que el escritor Juan García Abellán dedica unas páginas a ensalzar su talentoso estilo narrativo.

Durante la década de los noventa y en el nuevo siglo, Flores Arroyuelo continuó con su actividad investigadora y su labor de escritor, editando una serie de libros de temática taurina, como Correr los toros en España: del monte a la plaza (1999) y Las fiestas de las mondas y de los toros en Talavera de la Reina (2001). Colaborador de LA OPINIÓN durante los primeros años de vida de esta cabecera, finalmente, en 2009, recibió el homenaje de toda la comunidad académica con motivo de su jubilación, haciéndole entrega la UMU, de manos de su entonces rector José Antonio Cobacho, de la insignia de oro de la entidad. Ante la presencia de viejos alumnos, compañeros, familiares y seguidores de su trayectoria -se le considera una figura destacada dentro del ámbito literario murciano de la segunda mitad del siglo XX, en los géneros de ensayo y narrativa-, aquella tarde de finales de noviembre, Flores Arroyuelo contó vivencias y anécdotas de su dilatada trayectoria para, al término de su intervención, desvelar los principios que rigieron en todo momento su activa vida profesional: hacer siempre lo que le ha gustado y por el amor a la Universidad, a los libros y a los estudiantes.

La misa católica en su honor tendrá lugar en el Tanatorio de Jesús a partir de las cuatro y media de esta tarde.