La Policía Nacional mantiene abierta la investigación para ver qué pasó con Mª Dolores Sandoval, la mujer que desapareció en la Navidad de 2018 en Cartagena. El que era su novio, Agustín, era detenido casi un año después y confesaba haberla matado.

Los investigadores procedían entonces a registrar minuciosamente la casa de Barrio Peral donde convivía la pareja, con el fin de dar con alguna pista que les condujese al paradero de Mª Dolores. Y encontraba restos de sangre. Sin embargo, no había cadáver. Ni siquiera confirmación de que en esa vivienda se hubiera cometido un asesinato.

Dar con la mujer dependía, casi exclusivamente, de la declaración del propio Agustín. Declaración que iba cambiando. Si primero admitió haber matado a la que era su novia, luego dijo que se la encontró muerta. Contó que cogió un cuchillo, troceó el cuerpo, lo metió en bolsas y lo repartió por diferentes contenedores.

Una versión que se parece a la que daría, meses después, el descuartizador de la vecina Comunidad Valenciana, Jorge Palma, en prisión provisional por la muerte de la joven Marta Calvo e investigado por su implicación en la desparición de otras chicas. Palma, como Agustín, también alegó que él no mató a nadie, pero que descuartizó los restos de Marta y los echó a la basura. Como Mª Dolores Sandoval (natural de Cieza y madre de tres hijos «a los que amo y me aman con locura», escribía en su última publicación en la red social Facebook), Marta Calvo no aparece.

En el caso de Cartagena, los investigadores de la Policía están convencidos de que Agustín no dice la verdad. Tras efectuar gestiones con los responsables del vertedero, estos expertos detallaron que es «imposible», tal y como está establecido el proceso de separación de residuos, que pase por ahí un cuerpo troceado sin que nadie lo viese. Fue tal la seguridad y tan precisa la explicación de los profesionales del vertedero que la Policía considera que el cadáver no está ahí. Por tanto, que Agustín, cartagenero de 56 años, les está mintiendo. Que seguramente se deshizó del cuerpo de una manera que no cuenta, quizás enterrándolo. Y es que, desde que desapareció la mujer hasta que se le capturó, el presunto asesino tuvo tiempo de sobra para hacer desaparecer sus restos. Otra similitud con Jorge Palma.

Cámaras y móviles

Los investigadores continúan investigando qué movimientos hizo el presunto asesino desde la desaparición de Lola Sandoval, madre de tres hijos, con el fin de ver si se detecta algún desplazamiento sospechoso. Para seguirle la pista, se valen de las cámaras de seguridad que hay por la calle y en comercios. También se pide la localización del móvil del acusado, que lleva en prisión provisional desde octubre del año pasado. Se le acusa de asesinato. Aunque no haya aparecido el cuerpo.