Hizo frente a tres elecciones en un año, a la fuga a otra formación de su secretario general y, en consecuencia, a la responsabilidad de representar a su partido, Podemos, en la Asamblea. Parece más que suficiente para una veterinaria de Cartagena, pero ahora se sabe, tras publicar una carta en sus redes sociales, que sostenía una carga extra, un carcinoma lobulillar infiltrante, un cáncer de mama. María Marín parece que puede con todo o, al menos, lo intenta como nadie.

En Año Nuevo anunció que padece cáncer de mama, pero lo sabía desde marzo.

Yo hacía vida normal, trabajando como veterinaria, cuando me noté ciertas molestias, la mama estaba extraña... fueron sobre todo sensaciones, así que decidí ir al médico. Tras someterme a un periplo de pruebas, la biopsia dio el diagnóstico definitivo. Poco después vino la operación y el comienzo del tratamiento.

Y justo en ese momento, llegó la campaña electoral del 28A.

Sí, pasé por el quirófano en marzo y un mes después estábamos en campaña. Todavía estaba haciéndome curas, pero lo llevamos como buenamente pudimos, a pesar de que no estaba al100%.

Supongo que sus compañeros más cercanos de Podemos lo sabían.

No, no lo sabía nadie. Se lo comenté a personas muy contadas de mi círculo cercano, gente que colabora conmigo muy estrechamente y porque no tenía más remedio. No me apetecía que se me tratara de otra manera por la enfermedad.

En su carta dice que quería evitar que los «miserables» le acusaran de querer sacar rédito electoral con su enfermedad.

En los partidos puede haber gente que piense que cuentas algo así para usarlo en beneficio propio, para aparecer de víctima, y más en esos momentos en los que se veía lo que estaba pasando con Más País. Nada más lejos de la realidad, quién más que yo iba a querer que esto jamás hubiese ocurrido.

¿Por qué ahora?

No suelo contar cuestiones personales y los datos médicos menos, que son delicados. Pero asumo que tengo parte de personaje público en tanto en cuanto que soy portavoz de un partido que representa a miles de murcianos y murcianas. Estaba haciendo visitas al hospital, lo sigo haciendo y es inevitable encontrar a gente que me reconoce. No quiero mentir y no tengo necesidad porque no es culpa mía, ¿no? (Ríe) Antes o después se iba a saber y, para que al final se informe de manera incorrecta, prefería contarlo yo. Lo asumo con naturalidad y me gustaría que sirviera para que las mujeres que sufren mi mismo problema y se sienten invisibilizadas tengan un referente de lucha y de apoyo.

En su anuncio usó el hashtag #Amuerteporlasanidadpública. Este guiño es muy importante para usted, ¿verdad?

Los servicios públicos benefician a todos, son absolutamente necesarios para el bienestar de un país y la cohesión social. Y queda mucho por hacer. A nivel nacional, tenemos que eliminar copagos, introducir servicios como la atención bucodental y mejorar otros como la salud mental. En la Región, tenemos un Gobierno que tiende bastante a la privatización y a los conciertos, tenemos la Ley del Rosell -aprobada en 2016- que no se cumple, una gran desigualdad entre las distintas áreas de salud, siguen sin ampliar el horario del servicio de aerodinámica del Santa Lucía... Yo estoy muy contenta con los profesionales que tenemos, pero no con la gestión de la sanidad, que no es lo mismo.

¿Le queda mucho tratamiento por delante?

Claro. Ha terminado la parte más dura de la quimioterapia y radioterapia, pero todavía tengo que ir todos los meses al hospital.

Usted misma reconocío que era un cáncer «de los feos».

No era simplemente un bulto, que se quita y ya está. Era un tumor infiltrativo, que es más fastidioso de resolver. Pero, supuestamente, no hay más focos en ninguna otra parte del organismo, así que el pronóstico es bueno. Lo llevo bien y espero que así siga.

Tiene que verse fuerte porque, en octubre, le llegó la responsabilidad de ser diputada en la Asamblea y aceptó.

Fíjese que yo estaba de baja por la enfermedad. Me quedaba bastante para poder volver a trabajar como veterinaria por el riesgo de infecciones que supone, ya que con los tratamientos oncológicos te quedas sin defensas y los arañazos, mordeduras o pinchazos con una aguja formaban parte de mi rutina diaria. Pero de pronto, tras el abandono de nuestros dos diputados en la Asamblea, yo que iba de número tres, me encontré con esa responsabilidad. Lo hablé con mis compañeros y decidimos afrontarlo. Yo me presenté a esa lista con toda la responsabilidad del mundo. De momento, creo que lo estamos sacando adelante bastante bien con el apoyo de todos los compañeros y compañeras. La militancia de Podemos está dando una lección tremenda, después de todo lo que nos pasó.

¿Le sorprendió esa fuga a Más País de sus compañeros?

Ellos siempre fueron muy cercanos a Errejón. A nosotros nos pilló totalmente por sorpresa su dimisión. Dos o tres días antes tuvimos una reunión de dirección en donde hablamos del futuro del partido. No compartimos esa decisión y no nos parece ética.

Como enferma de cáncer, ¿qué pensó cuando oyó a Iglesias criticar las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad?

En Podemos siempre hemos dicho que la gente que más gana es la que más tiene que pagar en impuestos. Las grandes empresas, a través de ingeniería financiera, acaban pagando un 5% ó 6%. A mí me parece muy bien que Amancio Ortega haga lo que quiera con su dinero, si quiere comprar máquinas para tratar a los enfermos de cáncer, que lo haga. Esa no es la cuestión. Nosotros queríamos desviar la atención del blanqueamiento de cara que se le hacía desde los medios. Mientras que el panadero de la esquina paga un 16% en impuestos, este señor, que gana millones, paga un 6%. Si pagara lo que debe pagar, la sanidad tendría dinero suficiente para tener esas máquinas que fueron donadas.

Pero la crítica entonces no es a Amancio Ortega, es al Estado que no recauda como debería.

Por supuesto. La crítica era contra ese blanqueamiento. Por una donación puntual acabamos tapando otras cuestiones de calado. Las grandes fortunas deben pagar acorde a lo que ganan. A eso se refería Iglesias, no era un ataque al personaje porque no solo es algo que afecta al presidente de Inditex. La sanidad pública es un elemento de cohesión social y redunda en todo el mundo, tenemos que trabajar por ella y financiarla en la medida en que haya que financiarla, sin esperar donaciones.

El pacto

Ha dicho que habrá «un gobierno de izquierdas por primera vez tras el 78». ¿Dónde deja eso a González o Zapatero?

(Ríe) Posiblemente no lo expresé muy bien. Nosotros estamos a la izquierda del PSOE, pero lo que quería decir es que es algo histórico para las mayorías sociales que vaya a haber un Ejecutivo progresista, que va a ser un referente europeo en justicia social, con un programa que nos hace avanzar en servicios públicos, políticas feministas y en la lucha contra el cambio climático.

¿En qué va a mejorar la vida de los murcianos con este pacto?

Cómo no nos va a beneficiar la derogación de la reforma laboral si estamos a la cola en salarios y trabajo precario. Cómo no nos va a beneficiar que se cumpla de una vez la Ley de Dependencia cuando ochenta personas mueren al día en España esperando esta ayuda. Cómo no nos va a influir la derogación de la LOMCE cuando Murcia es la Región en donde más dinero se ha detraído de la educación pública para colocarlo en la concertada. En 25 años de PP en la Región -los cinco últimos apoyados por Cs-, ha habido tal deterioro de los servicios públicos que cualquier punto de este pacto va a revertir en beneficios para la Región de Murcia.