Las últimas lluvias torrenciales vuelven a poner la espada de Damocles de un nuevo episodio de anoxia (falta de oxígeno en el agua) sobre el Mar Menor. Aunque en esta ocasión las lluvias no han sido tan abundantes como en la DANA de septiembre, los expertos han avisado que en función de la cantidad de agua dulce que entre a la laguna salada podría volver a producirse.

El grupo de Ecología Lagunar se reunió el lunes, víspera de la borrasca, y ante el anuncio de las lluvias, estuvieron analizando las diferentes actuaciones de emergencia que se puedan tomar «en caso de que comience a apreciarse un descenso de los niveles de oxígeno» en el agua, explican fuentes de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, sin adelantar cuáles podrían ser.

Ayer por la tarde, seguía sin tenerse un balance del volumen de agua que podría haber entrado a la laguna salada, con unas precipitaciones que se concentraron en la zona del Campo de Cartagena y de los municipios marmenorenses, y que se produjeron principalmente durante la noche del lunes y la madrugada del martes.

Un mes después de la última DANA se produjo la mortandad masiva de peces y crustáceos en el Mar Menor, en una cantidad que ronda las seis toneladas.

El foco en el origen

La plataforma Pacto por el Mar Menor ha vuelto a reclamar que se lleven a cabo medidas «poniendo el foco en el origen del desastre», causado por urbanizaciones e infraestructuras construidas en zonas inundables, en la erosión resultante de la eliminación de terrazas en cultivos intensivos, etc., «para que cuando ocurran estos fenómenos meteorológicos no tengamos lamentar una y otra vez pérdidas medioambientales y económicas».