La realización de la Prueba Rápida de VIH (PRV) consiste en la obtención de una muestra de saliva para analizarla con un kit y cuyo resultado es de lectura visual. Es un tema delicado, por eso en el colectivo No Te Prives cogen citan a un usuario cada hora, para poder hacer una atención adecuada a cada usuario. Antonio Estrada y Daniel Avilés son los técnicos -psicólogo y coordinador del área de Salud de No Te Prives- encargados de hacer esta PRV. Se puede programar un encuentro con ellos escribiendo a pruebavih@noteprives.es o llamando al número 658 340 013.

Imagino que muchos jóvenes buscan mucha discreción a la hora de hacerse la PRV.

Daniel Avilés: No solo los jóvenes. Mucha gente mayor que vive en pueblos buscan el anonimato.

Antonio Estrada: Generalmente les interesa que se realiza de forma confidencial, rápida y es gratuita.

¿Hay un perfil de personas que quieren hacerse la prueba?

A. E: Entre un 60 y 70% son hombres que tienen sexo con otros hombres. El resto varía entre hombres y mujeres heterosexuales y bisexuales. El rango de edad se concentra entre los 20 y 40 años. Esto es interesante porque es una etapa clave, la actividad sexual es mayor.

D. A: Es más, las estadísticas dicen que las nuevas infecciones por VIH son más altas en estas edades. Aunque hay cierto sesgo porque a las personas mayores no se les suele hacer la prueba porque se considera que no tienen actividad sexual. Un médico de la Arrixaca me contó que tuvo un paciente nuevo con 80 años.

¿Hay margen de error?

D. A: La generación de anticuerpos del VIH, lo que detecta esta prueba, es variable. El tiempo que hay entre la transmisión del virus y la generación de anticuerpos es lo que llamamos 'período ventana'. En este paréntesis temporal, no se detectaría. En 90 días todo el mundo ha desarrollado los anticuerpos, pero normalmente solo son necesarias 4 o 5 semanas.

¿Hay mucha gente reticente a hacerse la PRV?

A. E: Falta educación sexual. Nadie tiene problema en ir al médico de cabecera para hacerse un chequeo rutinario. Sin embargo, nunca se hacen una serología.

D. A: La preocupación por la salud sexual es mayor en homosexuales. La población heterosexual pone el foco de prevención en el embarazo no deseado. Al cabo de un tiempo, piensan: «Aparte del embarazo, han podido pasar más cosas». La píldora o el DIU no previenen del VIH. Con el tiempo, al descubrir que la pareja pudo ser infiel, acuden a nosotros.

A. E: Se recomienda que todas las personas que tienen una vida sexual activa se hagan la prueba una vez al año.

¿Independientemente de que no sean de riesgo?

A. E: Así es.

D. A: Para romper el estigma de la salud sexual debemos convertirla en algo rutinario. Igual que respiramos, tenemos relaciones sexuales; y al igual que al respirar, podemos coger infecciones, al tener relaciones sexuales, también.

¿Se respira nerviosismo entre las personas que recibís?

A. E: De base, hay cierto temor e incertidumbre al resultado. Nosotros siempre le damos la enhorabuena por haber tomado la decisión porque no es fácil para muchos. Pero otros vienen con tranquilidad porque han normalizado el proceso.

D. A: Hacemos una entrevista con doble objetivo, obtener información estadística para las autoridades que nos financian; y por otro, calmar la ansiedad. He visto gente que, simplemente con la lectura del resultado, aún siendo negativo, se han derrumbado por los nervios.

¿Les dais consejos para evitar la infección?

D. A: Después de hablar con ellos, les ofrecemos estrategias de reducción de riesgo como llevar encima siempre un preservativo, usar lubricante en las relaciones sexuales o no quitarse el condón con su pareja sin haberse hecho antes la prueba.

Mucha gente no entiende que siga habiendo relaciones sexuales esporádicas sin condón.

A. E: Es un tema complejo, se tiende a ver como único factor causante la pérdida del miedo. No es la única razón.

D. A: La gripe mata a gente todos los años, ¿cuántos se ponen mascarilla en invierno? Y no nos sentimos culpables. Sin embargo, culpabilizamos al que se contagia por no haber tenido protección y sin conocer sus circunstancias. A lo mejor se vieron en una situación de inferioridad psicológica, o se rompió el preservativo, o confiaba en una persona que les estaba mintiendo... Es un discurso homófobo.