­España es una península rodeada de mar, sin embargo el 70% del pescado que consuminos nos llega de mares lejanos, por eso sellos como 'Crianza de nuestros mares', son un aval de que estamos consumiendo un producto nacional de excepcional sabor y propiedades nutricionales.

Se trata de una garantía de calidad. Un exclusivo distintivo que únicamente pueden llevar peces criados por empresas españolas en las aguas de mar abierto de nuestras costas y que, además, cumplan un exigente Reglamento de uso.

Este marchamo solo se encuentra en las doradas, lubinas y corvinas criadas aquí. Son pescados son de proximidad y normalmente se comercializan enteros, aunque también fileteados en bandejas.

Estas doradas, lubinas y corvinas han contado con los mayores estándares de calidad durante todo el proceso productivo, que va desde el nacimiento de los pescados hasta su llegada a los puntos de venta. Y es que un pescado que venga de costas lejanas no puede ser tan fresco como el nuestro.

La acuicultura es un método de crianza que es prácticamente un arte. Los expertos se encargan de implementar los mayores estándares de calidad, desde que nacen los peces hasta que llegan a la cadena de distribución. Además, velan para que este pescado esté siempre en su momento perfecto de consumo y solo se les alimente con los mejores piensos. Por eso, nuestras doradas, lubinas y corvinas tienen ese sabor delicado y sabroso a la vez. El compromiso del sello 'Crianza de nuestros mares' nuestro compromiso no es solo con la mejor calidad y frescura, también lo es con el medio ambiente, porque la acuicultura es mucho más eficiente que la ganadería terrestre en el uso de recursos naturales.

En la pescadería hay muchas formas de reconocer el pescado fresco: el brillo de sus ojos, sus escamas brillantes o su inconfundible olor a mar, pero si hay una forma inconfundible de reconocer estos peces es por el marchamo colocado en las agallas, la confianza de que procede del litoral español y que cuenta con todas las garantias de seguridad alimentaria.