La escuela Kiai de Cieza lleva desde hace veinte años impartiendo cursos de defensa personal para mujeres. Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el impulsor de esta iniciativa, Eduardo López Giménez, ha desarrollado durante las últimas semanas varios de estos talleres destinados a dotar a las mujeres de las herramientas necesarias para evitar una agresión. Lo hace en municipios como Ulea, Ricote, Blanca, Molina de Segura y esta misma semana en Archena, donde más de medio centenar de alumnas acudieron a la primera jornada de una actividad financiada con los fondos del Pacto de Estado a través de la concejalía de Igualdad de Oportunidades de este Ayuntamiento.

Las clases de Eduardo López empiezan pidiendo perdón. El motivo es sencillo: «Pido disculpas porque soy agresivo en los cursos. Hacemos simulaciones reales, todas ellas basadas en los testimonios que nos han proporcionado víctimas de maltrato e incluso en alguna de ellas apagamos las luces. Ponemos a las mujeres en situaciones límite, tal y como van a vivir un intento de agresión», explica López, que también es profesor de kárate y kickboxing, entre otras modalidades.

Además, las actividades no se realizan con ropa deportiva, sino «con las vestimentas que habitualmente utilizan las mujeres, con tacones si los llevan e incluso con el bolso colgado del brazo. Se trata de instruirlas para que sepan defenderse si las atacan por la calle, en un ascensor o en sus propios domicilios», explica este ciezano con una amplia experiencia en este terreno. Pero también hay otro objetivo: mejorar la actitud y la autoconfianza de las mujeres, aportando seguridad ante situaciones de violencia machista.

Mujeres que han sido víctimas en alguna ocasión de violencia de género y otras que quieren adquirir las herramientas necesarias para evitar el peligro que diariamente viven en la calle, se interesan por estos cursos que se suelen desarrollar en tres jornadas y que acaban con la entrega de certificados homologados y registrados por la Federación Murciana de Kick-Boxing, además de un pequeño llavero de plástico con el que pueden neutralizar a un agresor «en 0,5 centésimas de segundo», afirma Eduardo López.

Uno de los problemas que se encuentran a diario las profesionales que trabajan en los CAVI (Centros de Atención Especializada para Mujeres Víctimas de Violencia de Género) es la reticencia de muchas de las víctimas a denunciar y que pierden la autoestima después de sufrir episodios continuados de maltrato tanto físico como psicológico. Pero cuando logran romper con esa espiral, también dan el paso de inscribirse en este tipo de cursos: «En todos aparecen mujeres que han sido víctimas de maltrato porque eso se nota. No suelen identificarse desde el primer momento, pero cuando cogen confianza sí que se abren y cuentan sus propias experiencias», termina diciendo Eduardo López.

Un héroe que evitó una brutal agresión en 2016

El ciezano Eduardo López paseaba por su localidad cuando en 2016 vio a una mujer embarazada con su bebé en brazos en un balcón. Detrás, agrediéndola, estaba su pareja. López no lo pensó dos veces. Subió las escaleras, tiró la puerta abajo utilizando sus conocimientos en artes marciales y redujo al agresor, quien estaba propinando una paliza tanto a su mujer como a su hermana. Solo un hecho le dejó mal sabor de boca: las agredidas, que eran origen magrebí, no llegaron a denunciar al agresor. La intervención evitó una agresión y provocó que Eduardo López recibiera la máxima condecoración de las Artes Marciales de manos del Concilio de Maestros de las Artes Marciales de España, por sus acciones para erradicar la violencia de género.

Cuatro mil mujeres han pasado en veinte años por los cursos

Eduardo López y su grupo de colaboradores imparten desde hace veinte años cursos en Cieza de defensa personal. En total, unas cuatro mil mujeres han pasado por losmismos durante todo este tiempo. Ayer, en el Teatro Capitol ciezano, se clausuró el vigésimo primero, que contó con la participación de unas 250 mujeres. Una exhibición de Kárate-do Infantil en homenaje a las víctimas de la violencia de género, donde intervinieron 150 niños, fue el gran colofón.