­¿Qué balance hace la Comunidad de Regantes del Trasvase Tajo-Segura de Totana de estos cuarenta años?

La llegada del agua del Trasvase en 1979 supuso una esperanza de progreso que cuarenta años después se ha visto ampliamente superada. Con él llegó la implantación de nuevos sistemas de riego supuso la transformación del campo de Totana, y una visión nueva para la incorporación de nuevos cultivos que demandaban los mercados, era una apertura de nuevos horizontes de progreso. El agua del Trasvase en Totana cumple al 100% los objetivos por los cuales se diseñó y construyó. Además de todo ello, el agua ha supuesto una ‘correa de transmisión’ generadora de una actividad en otros sectores como el ocio, y el turismo que influyen en el incremento del PIB, lo que supone contribuir solidariamente con el resto de España. Socialmente, el trasvase ha sido el motor que ha permitido la transformación de la vida de todos los totaneros, no solo de los agricultores, sino de la sociedad en general.

­¿Cómo ha evolucionado en este tiempo esta comunidad de regantes y qué retos maneja a corto plazo?

La Comunidad de Regantes ha evolucionado a la par que la sociedad, transformándose día a día, con un gran esfuerzo inversor para un aprovechamiento del agua hasta la última gota, con sucesivos planes de mejora de regadío y una constante búsqueda de otros recursos diferentes a la insuficiente dotación del Trasvase. Nuestro reto es poder hacer más, con cada vez menos recursos. Nos enfrentamos a un incremento de la población y demanda de mayores alimentos con menos agua, y al mismo tiempo haciéndolo compatible el medio ambiente. Por tanto los retos a corto plazo son la búsqueda de nuevos recursos diferentes del Trasvase que garanticen el mantenimiento de la actividad, a unos precios que puedan asumir la actividad agrícola y una innovación constante para un aprovechamiento del 100% de los recursos disponibles.

­¿Qué balance hace del último año hidrológico?

El balance hidrológico ha sido positivo, a pesar de las malas perspectivas con que se inició, las lluvias acaecidas en noviembre del 2018, las generalizadas en abril de 2019 que permitieron la recuperación en los embalses de Entrepeñas y Buendía y las recientes circunscritas a la cuenca del Segura en este mes de septiembre, y las medidas contempladas en el decreto de sequía para utilización del agua procedente de desalación, han hecho, no sin ciertas dificultades, que el balance pueda ser calificado como positivo.

­¿Se ha incorporado alguna infraestructura nueva?

Las últimas infraestructuras incorporadas son la red de tuberías de 14,4 kilómetros para poder optar a los recursos procedentes de desalación, con una inversión superior a los 2,2 millones de €uros.

Entre las previsiones de nuevas infraestructuras están la construcción de nuevos embalses de regulación, una red de tuberías para la distribución del agua en la zona de reciente dotación con agua de desalación, 3.700 has., y una mejora de la información de los puntos de distribución más significativos.

­¿Qué papel deben jugar las comunidades de regantes a la hora de afrontar adversidades climatológicas marcadas por periodos de sequía o lluvias torrenciales?

Es fundamental, las comunidades de regantes son prestadoras de suministro de agua, por tanto, es fundamental el disponer de una red de distribución acorde a las necesidades de sus regantes. Las adversidades climatológicas cada vez son más continuas, más fuertes y prolongadas y sus consecuencias más devastadoras, y las comunidades de regantes, por sí solas no son capaces de garantizar el solventar todos los problemas derivados de las inclemencias extraordinarias, si deben de servir para reclamar a las distintas administraciones una red de almacenamiento y distribución, embalses y conexiones, a nivel de cuenca.