"Hazme la cena", «no me hables que estoy viendo la tele», «haz que se calle el niño», «¿a dónde te crees que vas con esa falda?», «¿qué horas son estas de llegar?» Habla un maltratador. Frases escupidas por un hombre que pueden acabar en una agresión a quien, se supone, más quieren, su pareja. Luego le pedirá perdón. Los nervios. «¿Por qué me provocas?»

Un maltratador tiene un arraigado estilo cultural machista que le lleva a percibir una superioridad con respecto a su pareja. Lo explican Gustavo Tapioles Martínez y Felipe Martín Naranjo, de la asociación R-Inicia-T de Cartagena. «No entiende el amor como una sociedad igualitaria, es asimétrico y cree que tiene unos derechos sobre los de su mujer».

Crearon esta asociación con la intención de colaborar en la lucha contra la violencia de género, pero desde el otro lado, «cortocircuitando» al agresor, es decir, consiguiendo que un hombre que haya sido condenado no vuelva a reincidir. Lo hacen, como explica Gustavo, a través de la «modificación de los esquemas mentales» relacionados con la percepción que se tiene de la mujer, de la pareja y de la resolución de conflictos.

A parte de los modelos familiares, desde que nacemos se nos dice cómo debe comportarse un hombre para ser un hombre y cómo debe comportarse una mujer para ser una mujer. Aprendemos a interpretar el mundo de una manera. «Esas interpretaciones, aunque sean erróneas, nos provocan un sentimiento y, según nos sintamos, vamos a reaccionar de una manera». El problema más grave, como explica Felipe, «llega cuando el hombre percibe como una falta de respeto que su mujer no se comporte como él cree que debe hacerlo».

A través de R-Inicia-T, Gustavo y Felipe desarrollan en Cartagena el programa PRIA-MA de Instituciones Penitenciarias, que se realiza con aquellos penados que tienen que realizar un curso frente a la violencia de género como medida penal alternativa. El curso pasado se estrenaron con once alumnos -dos no acudieron, por lo que entrarían finalmente en prisión- y el próximo enero volverán al trabajo con dos grupos, 26 alumnos. El programa consta de diferentes fases. Primero están las entrevistas y sesiones individuales. Se indaga en aspectos como el control de impulsos, la resistencia al cambio y otras facetas que hayan tenido que ver con la problemática por la que han sido condenados. «Cada persona es diferente y se hace un plan de atención individualizado», afirma Gustavo. Y es que, como dice Felipe, «aunque todos están condenados por el mismo delito, no todos parten de la misma situación ni del mismo nivel cultural». A partir de ahí, se inicia una fase grupal, compuesta por 32 sesiones en donde se trabajan distorsiones cognitivas, estereotipos de género, entre otras.

Según datos oficiales de Instituciones Penitenciarias, que lleva cinco años haciendo un seguimiento de este programa, en este tiempo, el 93,2% de los usuarios de PRIA-MA no ha vuelto a reincidir.

Los indicadores de riesgo, visibles desde el instituto

La experiencia que han obtenido con los agresores machistas ha servido a R-Inicia-T para llevar a los insitutos, a través de la Comunidad o los ayuntamientos, labores de prevención. Gustavo Tapioles y Felipe Martín aseguran que el 'feedback' con los chicos es muy bueno; sin embargo, reconocen con preocupación que cada vez hay más agresiones: «No hay semana que no nos llamen para que actuemos». Ellos son uno de los elementos a los que puede recurrir la administración regional cuando hay una agresión. «En Primaria aún no lo hemos trabajado, comenzamos cuando los chavales llegan a la adolescencia», indican. El problema de actuar tan tarde es que ya tienen la personalidad formada. «El modelo de pareja que adquieres es el que has visto en casa», explica Gustavo.

Uno de los programas más reconocidos que imparten se llama 'Cuestiónate'. En él, resparten un cuestionario anónimo y de él extraen aquellos «indicadores de riesgo», es decir, aquellas actitudes susceptibles de derivar en violencia de género como rasgos machistas, control a la pareja, inseguridad, desconfianza, etc. Así, averiguan cuáles son los «puntos débiles» en los que poner el foco en cada clase.

Subvención Esperando una ayuda de la Comunidad

La asociación R-Inicia-T desarrolló durante el curso pasado ­-11 meses- el programa de intervención para agresores de violencia de género en medidas alternativas (PRIA-MA) sin costarle un euro a la administración pública. Esta era una de las cláusulas que estableció Instituciones Penitenciarias cuando firmó el convenio con la asociación dirigida por Gustavo Tapioles y Felipe Martín. Para el próximo programa, que comenzará en enero, han pedido una subvención para el IRPF a la Comunidad Autónoma: «Esperamos poder cobrar de eso, hasta ahora lo hemos estado haciendo de manera altruista porque entendemos que funciona». Además, el año que viene tendrán que hacer el doble de trabajo que durante el programa anterior, ya que tendrán que hacerse cargo de dos grupos en vez de uno.

El viernes, la asociación R-Inicia-T recibió el premio Menina 2019 de la Delegación del Gobierno por su lucha contra la violencia de género.