No está nada contenta con la celebración institucional de la Asamblea Regional del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A Rosa Peñalver, expresidenta del Parlamento Autonómico durante la legislatura anterior, le ha sentado muy mal que no hayan organizado el gran evento que se solía hacer en el Patio de los Ayuntamientos del edificio. "Mandaba más de 800 invitaciones, acudían también todas las asociaciones de mujeres y la gente llenaba la primera y segunda planta", recuerda Peñalver a esta Redacción. Este año no será igual.

El acto de este año consistirá en la lectura de un manifiesto, a cargo del presidente de la Asamblea, Alberto Castillo, y diputadas de distintos grupos parlamentarios. La interpretación del Canto de los Pájaros, de Pau Casals, a cargo de dos violonchelistas de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), y un minuto de silencio por las víctimas de violencia de género completarán el homenaje.

Para quien ocupó el cargo de Castillo previamente, "que se saque a la puerta" el acto le parece "que nos estamos contentando con muy poco". "Me duele porque fuera se hacen las cosas que no son comunes a todos. Ahora precisamente los gestos son más importantes que nunca", explica. En su opinión, el acto se tenía que haber organizado y preparado, pero "ha faltado trabajo previo". A ella le llevaba un mes organizarlo; pero Alberto Castillo pensó "leer un papelito" desde el principio. En contraposición a lo que va a hacer la actual presidencia, sacar el acto a la calle, ella piensa que "lo que hay que hacer es dejar entrar a los ciudadanos a la sede de todos, la Asamblea".

Peñalver cree que solo "después de que se armara un revuelo" tras no poderse leer la declaración institucional en favor de los derechos del niño, que impidió Vox, Alberto Castillo decidió sumar a su acto la música a cargo de la OSRM y la lectura del manifiesto compartida por otras diputadas. La presidencia de la Asamblea ha de tener su propia autonomía, apostilla la socialista, que denuncia que se le "está haciendo el juego a cuatro diputados" (los de Vox, que renuncian a hablar de violencia de género).

"Vox está dirigiendo esta Región. Por no querer enfadar al monstruo, le han dejado ocupar los espacios", lamenta.

Según cuenta ella mismo, ella hubiera intentado, incluso, que se leyera la declaración institucional contra la violencia a las mujeres y hubiera remitido a todos los grupos parlamentarios un borrador, "aún sabiendo que se iban a negar" en Vox. "Estamos renunciando a objetivos conseguidos, y lo hemos hecho muy pronto", afirma con resignación.