El murciano Joseángel Murcia inició la andadura con su blog Tocamates en 2012 y ahora ya es más conocido por el nombre de su web que por el suyo propio. Todo lo aprendido a través de este sitio web lo ha reunido en un libro, Y me llevo una (Nørdica Libros, Capitán Swing), con ilustraciones de Cristina Daura, que está presentando estos días. El blog ha sido el desencadenante, pero todo comenzó años atrás con la frustración de Joseángel al hacerse una chuleta con una fórmula que no conseguía memorizar. Un par de años después tuvo que aprenderla para poder explicársela a una chica y «ahí me di cuenta de que cuando explicamos entendemos más que cuando estamos solamente escuchando».

Al nacer sus dos hijas, ahora de 11 y 6 años, descubrió las diferencias de aprendizaje entre niños y alumnos de Secundaria, a los que entonces daba matemáticas. «Me dieron las pistas para saber cómo enseñar no solo a los más pequeños, sino también a adultos». Esas indagaciones dieron sentido a Tocamates, donde compartía lo que iba aprendiendo sobre la materia y cómo enseñarla. «Pronto comenzaron a realizar aportaciones personas más expertas en la materia y empezó a alimentarse el blog. Hay muchas vías por las que entran los conceptos tan abstractos que tienen las matemáticas: la experimentación, la visualización, la manipulación. Y se pueden explorar estas vías no solo en edades tempranas, también con adolescentes y adultos», explica. Así fue como recondujo su carrera y pasó de impartir mates en Secundaria a enseñar a los futuros maestros «cómo lograr que cada vez menos alumnos salgan de las aulas detestando las matemáticas. Ese es mi objetivo».

Y me llevo una está dirigido al lector generalista.Y me llevo una En él, Joseángel Murcia expone distintos materiales, recursos y propuestas «para demostrar que eso con lo que pudimos sufrir en algún momento puede ser mucho más interesante y puede tratar de romper con ese mantra de 'a mí se me daban mal las matemáticas' que le ha pasado a mucha gente», destaca.

Pedagogía frente a la calculadora

Joseángel lo tiene claro: «Impartir matemáticas no se puede reducir a enseñar procedimientos para calcular, esa carrera ya la han ganado las máquinas. Es totalmente normal que un alumno con un poquito de sentido crítico diga 'esto una calculadora lo hace más rápido y mejor'».

Es por ello que defiende cambiar «el chip» a la hora de enseñar esta asignatura. «Lo importante de las matemáticas está enterrado debajo de los procedimientos. Hay que hacer una revisión y dejar de lado determinados contenidos puramente procedimentales para centrarnos en otros, como el desarrollo del pensamiento matemático, la resolución de problemas y la comunicación de los resultados», insiste.

No obstante, defiende que hay una parte del cálculo que es esencial que se haga: «Hay determinadas cosas que puede venir bien hacerlas con lápiz y papel, pero si nos centramos en explicar cómo pensar de forma matemática los alumnos podrían usar muchas más veces las calculadoras, porque el cálculo no sería el objetivo».

Profesor de profesores

profesoresPara lograr que más niños se acerquen a las matemáticas con otros ojos, el autor de Tocamates reconvirtió su vida laboral: explicar a maestros cómo enseñar mates a los más pequeños. «El currículum es extenso y poco profundo y los futuros maestros llegan con conocimientos limitados en matemáticas, algunos incluso con un gran rechazo o ansiedad hacia esta materia». La fórmula que propone pasa por aumentar la exigencia en las facultades de Educación.

«Siempre pongo el ejemplo de Singapur que se dio cuenta de que la solución del país llegaría por la educación. Se exigió mucho más a los profesores, para acceder a la carrera y para continuar en ella, y se les recompensó. Décadas después la de maestro es la profesión más prestigiosa y Singapur es un referente tecnológico y de calidad», señala.

Aparte de prestigiar la carrera de maestro, «hace falta romper inercias de cómo se han hecho las cosas hasta ahora. Es un camino largo, pero se puede, ya están cambiando cosas».

Los padres también tienen su papel en el cambio

Para acabar con la manía generalizada hacia las matemáticas, Joseángel Murcia tiene claro que una parte importante empieza en casa. No toda la responsabilidad reside en los docentes. «Para romper el círculo vicioso a los padres les diría que, aunque lo piensen, no les digan a sus hijos que no les gustan las matemáticas. No hay que darles esa escapatoria y que puedan decir 'me parezco a mi padre o a mi madre'.

En Y me llevo una los padres pueden encontrar materiales, visualizaciones y problemas sencillos con los que estimular a los más pequeños y «enseñarles a amar las matemáticas», pero también puede ser de gran utilidad para que los adultos se reconcilien con ellas y encuentren el sentido a esta materia, «que vean que estamos rodeados de matemáticas y que son mucho más que eso que nos hicieron aprender de memoria y de mala gana con fórmulas. Tienen más que ver con razonar y merecen la pena».