Con la llegada de la crisis, los autónomos y profesionales que se lo pudieron permitir recurrieron al alquiler de trasteros para poder guardar herramientas y mercancías del trabajo que habían desempeñado hasta entonces. Cuando la economía volvió a activarse, el boca oreja hizo que muchos profesionales utilizasen este servicio para poder acumular su stock o poder recibirlo sin necesidad de estar presente. Es el caso de Elena Sánchez, delegada comercial de una multinacional en la Región. Comenzó a utilizar trasteros de alquiler en 2014. «La empresa para la que trabajaba alquiló uno para tener ahí la mercancía, así lo descubrí», asegura.

Desde entonces ha ido cambiando de centro de almacenamiento hasta encontrar uno que se ajustase a sus necesidades y que ella misma ha elegido porque «es una buena solución para quienes no pueden recibir sus pedidos. Yo no puedo hacerlo porque vivo sola y si no estoy en casa no los dejan. Así que en SuperBox los recogen, los dejan en mi trastero y sé que están allí cuando yo los necesite», explica.

Una de las ventajas que Sánchez ve a este tipo de centros de ‘self storage’ es que «puedes ir siempre que quieras, da igual la hora». Además, «cuentan con un sistema de videovigilancia que da mucha tranquilidad, sobre todo a quienes guardan productos de cierto valor». Sánchez también destaca que «puedes cambiar el tipo de trastero y el espacio según tus necesidades».

«El alquiler de trasteros ofrece un servicio muy interesante a determinados trabajadores. En mi caso lo llevo usando varios años y lo seguiré haciendo por la comodidad y la confianza que da», razona.