Una de las redes de aguas pluviales que discurre por la pedanía de Santiago de la Ribera, en concreto por la ronda de Poniente, conecta con el emisario que vierte directamente al Mar Menor cerca de la playa de Colón, tal y como se especifica en la memoria de la construcción del tanque de tormentas de la avenida de Carrero Blanco de esta localidad de San Javier.

Aunque el sistema diseñado incluye interceptores de esas aguas con el objetivo de «reducir» o «aliviar» la contaminación hacia la laguna, según los expertos consultados no se puede evitar que, ante episodios de lluvias

Es una conexión abierta siempre hacia el Mar Menor, explican, y que, por tanto, no va al tanque de tormentas.

Además, las fuentes consultadas no descartan que cuando todo el sistema rebosa, incluida la estación depuradora, por la entrada de mucha cantidad de agua, desde la red de saneamiento 'rebote' hacia la red de recogida de aguas pluviales, y de ahí, al emisario del Mar Menor.

El alcalde de la localidad, José Miguel Luengo, siempre ha defendido, sin embargo, que una cosa era la conducción de las aguas pluviales y otra el tanque de tormentas y que no estaban conectadas. La segunda infraestructura, ha sostenido, va directamente a la depuradora.

También ha argumentado que los colectores del tanque recogen las primeras aguas de lluvias de las calles, que son las que más contaminantes arrastran.

El tanque tormentas se encuentra en una zona cercana a un punto inundable catalogado por el Plan Especial de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (INUNMUR), en el paso de la rambla de Cobatillas a través del suelo urbano de Santiago de la Ribera.

El objetivo principal de su construcción era evitar los vertidos a la laguna salada tanto de las aguas pluviales como de las residuales, ya que Santiago de la Ribera tiene una red de saneamiento «que funciona al límite de su capacidad», según se recoge en la memoria de esta infraestructura.

Este hecho, añade, se agrava con episodios lluviosos, al incorporar las aguas pluviales recogidas de cubiertas y patios de numerosas viviendas, así como la conexión incontrolada de los imbornales de las calles, a la red de saneamiento actual.

En la memoria se explica que la falta de regulación de acometidas particulares y la ausencia de red separativa de aguas pluviales en muchas calles, ha originado que por la red de saneamiento existente discurra un caudal ampliamente excedentario en épocas de lluvia para la que no ha sido dimensionada.

«Todos estos hechos combinados, tienen como consecuencia que en días de lluvia, numerosas tapas de la red de saneamiento se levanten y diversas áreas de la zona de Santiago de la Ribera sean cubiertas por aguas residuales».

Para el diseño de los colectores se ha adoptado un periodo de retorno de 10 años, en base a la importancia de las obras y al orden de peligrosidad de la zona. El dimensionamiento del tanque de tormentas también se ha realizado con el mismo periodo de retorno (10 años), obteniendo un tiempo de retención de aguas mínimo de entre 30 y 40 minutos.

Los Alcázares, a la espera

En la misma época se construyó el tanque de tormentas de Los Alcázares, que es el único que no funciona desde su inauguración en 2016.

El alcalde actual, Mario Pérez Cervera, ha recordado en varias ocasiones que la obra ni siquiera está recepcionada por el Ayuntamiento y ha reclamado a la Comunidad Autónoma que lo arregle.

El Ejecutivo regional se comprometió a hacer una segunda fase del proyecto, con una inversión de 1.600.000 euros.

Esta nueva obra permitiría conectar el tanque con una estación de bombeo desde la cual se derivaría el agua recogida a la depuradora de aguas residuales del municipio, explicó el alcalde.

Mientras esta infraestructura no se ejecute, todo el agua procedente de las lluvias y escorrentías llega directamente a la laguna salada.