¿Cuándo es el mejor momento para empezar a ahorrar? Ahora mismo. ¿Y a invertir? La respuesta también es ‘cuanto antes, mejor’. El tiempo es, quizás, el mayor aliado del inversor particular y por eso es importante no desperdiciarlo. El camino hacia unas finanzas saneadas empieza por el ahorro y sigue con la inversión.

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El primer paso es ahorrar para crear un fondo de emergencias que nos proteja ante imprevistos. Una vez cubierta esta necesidad, es el momento de poner el dinero a trabajar para obtener una rentabilidad adecuada. Pocas cosas hay más útiles para lograrlo que tener mucho tiempo por delante.

¿Por qué el tiempo es tan importante al invertir? Básicamente porque, por un lado, influye en el riesgo que se puede asumir en cada momento y, por otro lado, es lo que permite trabajar al interés compuesto.

Una de las ventajas de la inversión a largo plazo es que el tiempo reduce el riesgo de las inversiones. La probabilidad de sufrir pérdidas en una inversión se reduce a la mitad al cabo de diez años frente al primer ejercicio y un 36% al cabo de cinco años. La clave en este punto reside en saber aceptar los cambios a corto plazo en pos de la rentabilidad a largo.

No todo el mundo tiene 10.000 euros para invertir. Por el contrario, quienes ahorran y ya tienen cubierta la etapa de crear su fondo de imprevistos, sí que cuentan con un dinero que podrían destinar a invertir cada mes.

Nada como hacer números para ver lo que pasaría si una persona invierte 10.000 euros en cada etapa de su vida aprovechando el interés compuesto y con una rentabilidad anual del 6%, en este caso.

Lo que se habría acumulado en el momento de la jubilación a los 65 años empezando con 20 años serían 137.646,11 euros; empezando con 30 años, 76.860,87 euros; empezando con 40 años, 43.918,71 euros; empezando a los 50 años, 23.965,58 euros; y empezando con 60 años serían 13.382,26 euros.

Según el INE, las familias españolas ahorran solo el 5,7% de su renta disponible. Así se muestra en el informe anual España en cifras (2018). Y en su último informe, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) establece el ahorro en el 4,9%.

Del mismo informe se desprende que los españoles ahorran menos de la mitad que la zona euro, que ronda el 12,3%. Esta falta se achaca a que las familias españolas han reducido considerablemente su deuda frente a países de su entorno en los últimos años. ¿Y si ahorramos con un objetivo en mente?

El V Estudio comparación Online hacia el Ahorro Inteligente de Rastreator indica que ese 5-6% de ahorro tiene una alta variabilidad en España. Según este estudio, solo el 75,5% de los españoles declara ahorros frente al 85,2% que lo hacía en 2017. Además, de media ese ahorro es de 229,39 euros al mes.

Buena parte de los ingresos en familia han estado dirigidos a reducir deudas. Invertir en una hipoteca, abrir un nuevo negocio o hacer frente a las cargas de una herencia son varios ejemplos relacionados. Con respecto al resto, los españoles ahorran con un objetivo en mente.

Ahorro para imprevistos y viajes

El mismo informe destaca cómo el 69% de los españoles ahorra para imprevistos, es decir, para construir con sus ahorros un colchón firme que le haga menos vulnerable ante posibles eventos que puedan afectar su renta, patrimonio o incluso su salud. Y casi cuatro de cada diez ya piensa en complementar su jubilación.

Sin embargo, no todo es ahorro a largo plazo. El 55% de los españoles ahorra para realizar viajes, el 28,15% para adquirir una vivienda en propiedad, el 26,9% para invertir en educación, el 23,8% porque quiere comprarse un coche y el 11,8% para adquirir un smartphone de última generación.

Según el mismo informe de Rastreator, el 61% de los españoles declaran elaborar un presupuesto mensual. Es una de las mejores herramientas a la hora de ahorrar con un objetivo que sea viable.

Es imprescindible conocer cuánto se piensa gastar y en cuánto tiempo se podrá alcanzar dicha cifra si se busca ahorrar y apartar todos los meses dicha cantidad. En caso contrario se corre el riesgo de gastar por encima de lo esperado o desplazar el viaje hacia el futuro con otros caprichos.

Sin un presupuesto familiar, es muy fácil creer que estamos ahorrando cuando lo cierto es que se gasta más de lo habitual. Apartar ese dinero a una segunda cuenta mediante transferencias periódicas es también un consejo interesante que se puede seguir.

Ahorrar con un objetivo en mente nos ayuda a concretar la cantidad máxima de ahorro, y por tanto facilita alcanzar el objetivo. Aunque no tendrá en cuenta el factor ilusión de ahorrar por algo concreto, también se puede hacer propuestas, como ‘ahorraré 300 euros todos los meses’.

También facilita a la hora de priorizar nuestros gastos durante el año. Tener un objetivo de ahorro ayuda a medir cuánto se necesitará, y esto suele exigir un presupuesto sobre el que priorizar gastos.