La política no solo afecta a los políticos. A todos los ciudadanos les afectan las decisiones que se toman desde el pleno de un ayuntamiento, de una Cámara autonómica o desde el Congreso de los Diputados. Tal vez por eso Jesús Carrillo González, profesor de Biología de Murcia -en concreto, del IES Floridablanca-, se lanzó a la aventura de escribir un libro, El votante ignorado, editado por las librerías Diego Marín. « En Educación tenemos una norma que cambia cada dos por tres, en la que no hay consenso y que es bastante mejorable», explica. Pero no solo eso. «Lo que transmiten nuestros políticos es todo lo contrario a lo que nosotros queremos inculcar. Nosotros hablamos de empatía, de colaboración, de diálogo...». Conceptos que, parece, son difíciles de encontrar en los centros de poder.

El libro se titula El votante ignorado

Así es. Me siento ignorado porque no me identifico, y le pasará a mucha gente, con el mensaje que nos llega de los políticos. Ellos hablan para sus 'hooligans', para sus seguidores más acérrimos. A mí no me llegan. Me gustaría encontrar en sus discursos las claves de cómo van a ser útiles para la sociedad. Solo buscan pelea con el resto y ganar votos como sea.

Define su obra como «una propuesta para reactivar la actividad política». Viendo el panorama actual, que no hay manera de gobernar, parece que llega en el momento perfecto.

Es verdad, pero empecé a pensar sobre todas estas cuestiones mucho antes, cuando no sufríamos el colapso de ahora. Lo que me llevó a meterme en este 'fregao' fue querer indicar el que pienso es el único camino para salir de esta situación. Tenemos que cambiar la manera de ver la política. Los dirigentes solo entienden su labor como una competición por ganar votos, y nosotros admitimos que es así, tanto los ciudadanos como los periodistas, que entráis a valorar las jugadas políticas de cada momento. Porque son eso, jugadas. La política es otra cosa, debería haber gente que sepa mucho, gente experta que se dedique a conocer, investigar los problemas, dialogar... Es la política como una labor creativa y productiva.

Está hablando de los clásicos tecnócratas. Usted habla en su libro de que es necesario un perfil «antipolítico».

Hablo de los «antipolíticos» porque los políticos actuales, en la práctica, se dedican a sus partidos, es decir, a tratar continuamente de mejorar los resultados de los siguientes comicios. A mí me parece que lo que necesitamos es justamente lo contrario. Por eso son «antipolíticos». Es verdad que este concepto está más cerca de los tecnócratas, pero he querido huir de este término porque tiene mala imagen, algo que no entiendo. Se trata de expertos, eso no significa que carezcan de ideología o valores. Se decican a trabajar sobre temas concretos que conocen muy bien. El exceso de ideología muchas veces ciega a los políticos clásicos.

Dice en su libro que los partidos actuales dificultan los pactos de gobierno. Si hubieran dejado PSOE y Podemos a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias solos, ¿habría Gobierno?

La mentalidad que ahora mismo impera en los partidos es la misma que parecen tener estos candidatos. Es una mentalidad colectiva, aunque quizá lo hubieran tenido más fácil al haber disfrutado de más libertad de movimientos. La presión, sobre todo, en el PSOE, no habría existido.

Menciona en uno de sus capítulos que hacen falta partidos nuevos. Supongo que no se refiere a Podemos o Ciudadanos.

En absoluto. Aunque tengan sus diferencias con los partidos que denominamos clásicos, al final, estas nuevas formaciones están integradas por personas que han terminado buscando el rédito electoral en todas sus acciones y a anteponer sus intereses partidistas a los de la sociedad. Se ve claramente en estos dos partidos. En Podemos se intentó dar otro perfil al principio. En Ciudadanos, aunque antes se veía menos, en este último año se ha visto cómo, descaradamente, priorizan el interés del partido frente al general.

Nosotros tenemos personas competentes de sobra, pero no se meten en política porque implica medias verdades, falsedades, luchas... Hay que valer para eso. Necesitamos un partido nuevo que se dedique a hacer política de verdad. Esto es algo que, por desgracia, nunca hemos contemplado. ¿Te imaginas a una formación política diciéndole a otro partido: «Nos gusta tu propuesta, la vamos a apoyar»? Esta actitud nos dejaría a todos con la boca abierta porque es propia de alguien sin ideas partidistas. El trabajo de los políticos, para que sea útil, necesita de la colaboración con otros.