Como manda la tradición, cada 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, los habitantes de todas las poblaciones y rincones de la Región acudieron a honrar a sus difuntos llevándole flores y visitaron los distintos panteones y lápidas de sus familiares. Los principales accesos a los cementerios estaban esta mañana colapsados debido al enorme volumen de tráfico de vehículos que querían llegar hasta los camposantos.

En Murcia, en el cementerio Nuestro Padre Jesús de Espinardo, miles de personas fueron pasando para depositar las flores y para tener unos minutos con los que ya no están. Unos preferían estar en la intimidad 'hablando' o recordando momentos pasados y entrañables con ellos que iban viniendo a la mente. Otros, en cambio, preferían pasar todo el día en familia a los pies de las distintas lápidas y panteones para recordar todo lo vivido años atrás.

El cementerio de San Clemente de Lorca volvía a convertirse en el espacio de encuentro entre todos los vecinos y familias. A primera hora de la mañana muchos iban ya cargados con flores, pero los que apuraron hasta el último momento para comprarlas tuvieron la oportunidad de hacerlo en el propio cementerio. El buen tiempo permitió que miles de personas acudieran también a otros cementerios del municipio , como los de San Cristóbal, así como los de Almendricos, Morata y Ramonete.

En el Cementerio Nuestra Señora de la Consolación de Molina de Segura se registraban largas colas para encontrar aparcamiento por los alrededores. Dentro, los molinenses aprovechaban el día de sol y apuraban hasta la tarde para estar con sus familiares. Algunos, incluso, tras unos días previos de 'arreglar' las flores, abrían las puertas de los distintos panteones y aprovechaban la jornada para comer en el cementerio, cerca de sus familiares fallecidos.

También hubo una masiva afluencia de visitantes a los cementerios de la Comarca del río Mula. Durante todo el día familiares de los difuntos se congregaban frente a sus fallecidos para recordarles en este primero de noviembre. A pesar de las medidas para agilizar el paso de vehículos, en algunos cementerios se registraban largas colas. Tanto durante la mañana como por la tarde se celebraron misas en honor a lis difuntos.

Rosas y claveles fueron las flores mayoritariamente escogidas en Caravaca para honrar y recordar la memoria de sus seres queridos. Miles de ciudadanos llenaron desde primera hora de la mañana el Campo Santo de Caravaca y sus pedanías. Por la tarde se celebró una eucarística en la explanada de acceso del cementerio, presidida por el vicario de zona, Jesús Aguilar.