La economía suele tener en la confianza de consumidores y empresarios uno de sus indicadores que advierten con mayor rapidez los cambios de ciclo y, entre las compañías, parece apreciarse que el horizonte se enturbia y que la política irrumpe en el primer puesto de las preocupaciones. Así lo refleja el VIII Barómetro de la Empresa Familiar de KPMG, que recoge que los cambios regulatorios preocupan al 70% de las empresas familiares consultadas.

La incertidumbre política, en boga ante las cuartas elecciones generales en cuatro años, inquieta al 63% de las firmas, todo un toque de atención antes de los comicios del 10-N y en un año el que el Gobierno de Pedro Sánchez no ha conseguido aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2019 ni formar Ejecutivo tras el 28-A.

Después de las frustradas negociaciones entre PSOE y Podemos, y de las cuentas rechazadas de 2019 con una subida de impuestos a rentas altas y grandes empresas en el borrador, el 58% de las compañías consultadas por KPMG señalan que le preocupa un posible aumento de los impuestos.

Tampoco escapa a las incertidumbres de las compañías el actual entorno de bajos tipos de interés, que penalizan al ahorro y que, en tiempos de inflación a ras del suelo y bolsas volátiles, dificultan la recogida de rentabilidad. Esta es la segunda mayor preocupación de las empresas familiares, del 68% en concreto. Estos asuntos relevan a la guerra por el talento y la contratación de personal cualificado como grandes inquietudes de las compañías hace un año en la anterior edición de la encuesta de KPMG.

«Los resultados del Barómetro reflejan la complejidad del momento actual, en el que la empresa familiar española tiene el doble reto de mejorar su facturación y su rentabilidad a corto plazo e impulsar la innovación con agilidad para competir en un mercado digital y tecnológico cada vez más global, sin perder de vista los cambios regulatorios, que es una de las novedades de la encuesta de este año», señala el socio responsable de Empresa Familiar de KPMG en España, Ramón Pueyo.

Este escenario repleto de nubarrones en el horizonte se traslada a las perspectivas sobre la evolución económica de la empresa en los próximos doce meses. Si el año pasado un 80% de las compañías definían sus previsiones como positivas, ahora este porcentaje ha bajado al 67%. Los que tildan de negativa la situación futura crecen del 3% al 9%, mientras que el resto dan una visión neutral, un 25% frente al 17% de la edición anterior.

En la encuesta realizada por KPMG se interrogó a 327 directivos de empresas familiares. El 65% señaló que ha aumentado su facturación, por debajo del 75% de la edición precedente. Los resultados del negocio también saltan a la evolución de la contratación. El 59% de los empresarios encuestados logró aumentar su plantilla, menos que el 64% del año pasado, aunque hubo más estabilidad (31%) que ajustes de personal (solo un 9%).

Pese a ello, los factores más importantes para los próximos dos años consisten en ser más innovadores (78%), la formación de los empleados (71%), la diversificación a nuevos productos y servicios (58%) y la entrada hacia nuevos mercados (un 51%).

Porque pese a los vaivenes políticos y la guerra comercial, la expansión internacional se mantuvo estable frente al año pasado: cuatro de cada diez empresarios familiares apostaron por aumentar su presencia fuera de España, un 31% la mantuvo y un 9% la recortó.