­Las sucesoras que sustituyan al cargo el presidente de la empresa familiar tienen el potencial de aumentar sus beneficios, asegura un estudio realizado en Italia. Sin embargo su poder está menguado por la cultura empresarial predominante masculina.

Según el artículo de la web laempresafamiliar.com, el estudio realizado con las empresas familiares cuyos ingresos superan 50 millones de euros revela que las mujeres que fueron elegidas en los máximos puestos de responsabilidad en la empresa, si son apoyadas por el Consejo, consiguen aumentar los beneficios entre un 6,5 y 7,6%.

Sin embargo, la investigación, realizada conjuntamente por la Universidad Boconi y Universidad Autónoma de Barcelona, también resalta que en solamente un 11% de los 10.000 casos de sucesión incluidos en el estudio, las mujeres sucedían al máximo líder y el 17% de los cargos directivos fueron ocupados por el género femenino.

La empresa familiar tiene una gran ventaja de ser un entorno especialmente productivo para las mujeres. Sin embargo en una gran mayoría de ellas, sobre todo en las que se encuentran en la primera o la segunda generación, la mujer todavía ocupa un papel secundario.

En los tiempos que vivimos la lucha para equilibrar los compromisos familiares con las responsabilidades empresariales sigue siendo el tema central para las mujeres que dirigen, o trabajan en las empresas de propiedad familiar. Pero también sigue siendo muy habitual ver que el rol de la mujer se identifica con el de 'la señora' del fundador, o que su participación en la empresa familiar se vea limitada al de acompañante del marido en actos sociales y presenciales.

Este panorama hace que el esfuerzo y la importantísima aportación de la mujer en las tareas de cohesión familiar y otros trabajos de apoyo y ayuda a la familia generalmente queden poco reconocidos por el resto de la familia. Pero la sociedad actual demuestra que las dotes y habilidades profesionales de las mujeres son muy bien valoradas.

Según indican los resultados de la encuesta realizada por Robert Kabacoff, el vicepresidente de Management Research Group de Portland, a unos 1.800 hombres y mujeres en EEUU y Canadá, las mujeres demostraron tener más energía, intensidad y expresión emocional, además de la capacidad para mantener el entusiasmo en los otros e involucrarlos, mientras que los hombres resultan ser más susceptibles de mantener un perfil más bajo, discreto y un estilo impersonal al controlar sus emociones. Las mujeres también obtuvieron mejor nota en su preocupación por la producción y la consecución de resultados. Mientras los hombres destacaron más en planificación estratégica y visión organizacional.

Estos y otros estudios ponen en evidencia que gracias a sus habilidades naturales y la preparación las tienen un papel muy importante durante el proceso de sucesión. El cambio generacional en una empresa familiar muchas veces suele suceder en un momento emocionalmente intenso, como puede ser la muerte del patriarca. Es una etapa de mucha fragilidad donde el resultado del traspaso del liderazgo emocional puede ser crucial para el futuro de la empresa familiar. La visión, intuición, conocimiento e influencia sobre los hijos, de la esposa, y sobre todo su inteligencia y complicidad que aportan es de difícil sustitución durante un proceso que exige unos altos niveles de compresión e inteligencia emocional.