­En 1975 abrió sus puertas en la calle Vitorio de Murcia La Casa del Pintor de la mano de los hermanos Juan y Antonio Paredes, a los que con los años se unió Antonio Belmonte. En la actualidad, el negocio está pasando a la segunda generación de la que forman parte cinco miembros de las tres familias que se reparten las diferentes responsabilidades, que son muchas, puesto que la empresa comenzó una gran etapa de expansión en 1991.

A la tienda de Murcia se fueron uniendo establecimientos de La Casa del Pintor en la pedanía murciana de Los Dolores, donde se encuentra la central y en los municipios de Lorca, Caravaca, Molina de Segura, Cieza, Yecla, San Pedro del Pinatar, Cartagena y Alcantarilla, así como en Orihuela y Hellín, estas tiendas dan empleo a 40 personas.

Además de venta de pintura y artículos para pintar a particulares y mayoristas, comercializan también césped artificial y tarima flotante.

La Casa del Pintor tiene su propia fábrica de pinturas en Jaén que se comercializa bajo la marca Guadiel cuya imagen es el chef Martín Berasategui.

La Casa del Pintor se ha convertido en el establecimiento de confianza de los profesionales de la pintura y la decoración gracias a su buen servicio, sus numerosas tiendas, la profesionalidad del equipo humano siempre dispuesto a asesorar a cada cliente en función de sus necesidades para dar con el producto más adecuado, y su servicio de posventa.

Mari Carmen Paredes, responsable de Administración, considera que «la profesionalización es la clave para la pervivencia en el tiempo de las empresas familiares. Cuando se produzca el relevo generacional hay que asegurarse de que las personas que entran a formar parte del negocio tienen la suficiente preparación y aptitudes para el puesto».

Afirma que en ocasiones es difícil llegar a acuerdos y entendimientos entre los miembros de una familia, «cada uno tiene su propio criterio, opinión y forma de ver las cosas y a veces surgen conflictos». Para ello considera fundamental el diálogo y la negociación, y también que a la hora de llevar a cabo el relevo generacional, «se cumpla el protocolo familiar recomendado por Amefmur y que todo quede por escrito».

Mari Carmen Paredes señala que «el intercambio de experiencias e historias empresariales reales que nos proporciona Amefmur nos sirve para crecer y mejorar día a día. La asociación, a la que pertenecemos desde hace ya 23 años, trabaja para defender los derechos de la empresa familiar y fortalecer estos negocios, que son una importante fuente de empleos», concluye.