El porcentaje de asesinatos es mayor que el de homicidios cuando la víctima de estos delitos es una mujer, según se recoge en las conclusiones del estudio realizado por alumnos de la doble titulación de ADE y Derecho de la Universidad de Murcia.

El informe, que ha sido publicado por la editora Diego Marín, analiza todos los crímenes sucedidos en la Región de Murcia entre los años 1999 y 2018, con especial consideración de la violencia contra la mujer.

Las conclusiones señalan que del análisis de las cifras se concluye que el número de asesinatos, en el caso de las mujeres, es quince puntos porcentuales más que el de homicidios.

Las cifras señalan que de los 56 casos contemplados en el periodo de estudio, 45 correspondieron a la Audiencia Provincial, y los restantes, al tribunal del jurado.

El 73 por ciento de los casos quedaron en grado de tentativa, y el 27 por ciento restante fueron consumados.

En cuanto a las víctimas, las mismas eran pareja actual del autor del homicidio o asesinato en el 53,57 por ciento de los casos, y expareja o en proceso de separación en casi el 34 por ciento, mientras que en el resto no existía o no existió relación sentimental entre el autor y su víctima.

Cuando había existido una relación sentimental se contabilizaban agresiones previas en casi el 43 por ciento de los casos, y no se habían producido en el resto; la mayor parte de las veces, el agresor utilizó una arma blanca, cerca de un 70 por ciento; solo un 11,54 por ciento de las armas empleadas fueron de fuego.

El informe, que ha sido coordinado, en la parte estudiantil, por José Antonio Pérez Bastida, recomienda potenciar las campañas de sensibilización contra esta violencia.

Y añade que, dadas las cifras de participación de extranjeros en estos hechos, por encima del 40 por ciento, “resulta imprescindible que España se ocupe de sus inmigrantes, impartiéndoles cursos y desarrollando actividades formativas que difundan las normas básicas de convivencia en pareja”.

Afirman así mismo que esas actividades deben ir dirigidas a difundir entre esa población las normas básicas de convivencia en pareja, “señalando los límites infranqueables del orden penal y, especialmente, la prohibición absoluta de cualquier forma de maltrato a la mujer”.