No debe entrar agua del mar Mediterráneo al Mar Menor «de forma masiva»a través de las golas, como tampoco debe considerarse una «solución sistemática» la retirada de fangos de la laguna salada.

Estas son algunas de las condiciones que incluye la Declaración Ambiental Estratégica (DAE) de la Estrategia de Gestión Integrada de las Zonas Costeras del Sistema Socio-Ecológico del Mar Menor y su entorno, realizada por la Dirección General de Medio Ambiente que dirige Francisco Marín.

La Comunidad Autónoma ha defendido el dragado de las dos golas que conectan ambos mares, la de Marchamalo y la de las Encañizadas,como actuaciones que permiten la mejora de la laguna salada. De hecho, en diciembre de 2017 se aprobaron estos trabajos, pese a que varios miembros del Comité Científico del Mar Menor lo rechazaron entonces.

El informe de Medio Ambiente añade que, si se decide actuar en las golas, «se requerirá un estudio científico que analice las tasas de renovación y su incidencia en el ecosistema, y su aportación a la restauración de la ecología lagunar».

Objetivos y actuaciones

La DAE de esta Estrategia (que incluye ocho planes y 24 actuaciones, y hace referencia al plan de Vertido Cero ministerial) delimita lo que se puede o no hacer en cada caso, siempre con el objetivo último de que el Mar Menor «alcance y mantenga un buen estado ambiental que permita un desarrollo socioeconómico sostenible de su entorno».

Hace referencia a los principales impactos que recibe este ecosistema al borde del colapso, como el desarrollo del regadío intensivo (con aportes de nitratos y salmueras procedentes de las desaladoras a través de la rambla del Albujón); el material residual de la minería o la intensa urbanización del perímetro lagunar.

También se refiere a la construcción de diques y puertos; de rellenos; la construcción de grandes infraestructuras viales en la cuenca del Campo de Cartagena, que han provocado la fragmentación del territorio, problemas de arrastre y erosión, fundamentalmente en los episodios de lluvias torrenciales. El turismo y la navegación en el Mar Menor también son citados en el informe, así como replantear los espigones, escolleras, playas y paseos marítimos en la ribera marmenorense.

Urbanismo y depuración

Con carácter general, en esta DAE se apela a que el Gobierno regional tenga en cuenta los informes científicos antes de actuar y apela a la formulación de las Directrices de Ordenación Territorial del ámbito territorial de la Estrategia, una sugerencia planteada por ayuntamientos de la zona.

En este último punto, se plantea regular la densidad urbanística en el entorno de la laguna salada «y evitar la conurbanización del anillo». En la declaración ambiental se recoge que en los municipios de la ribera del Mar Menor se pasó de 4.500 viviendas a más de 11.000 en tan sólo una década (2000-2009), cuando el crecimiento poblacional fue del 26%, (cifras no actualizadas).

La DAE advierte que ante una actualización del planeamiento urbanístico general se debe revisar la idoneidad de los suelos sin desarrollar, la inundabilidad, el sellado del suelo, y el drenaje urbano sostenible. Y apuesta por «corredores ecológicos» que permitan el desarrollo de los hábitats naturales del Mar Menor.

En referencia al sistema de saneamiento y depuración, la declaración ambiental hace especial mención al canal perimetral adscrito al Parque Regional de Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, y pide que se aborde su titularidad para «establecer competencias y responsabilidades en el mismo, teniendo en cuenta los diversos vertidos» que recibe.

Ámbito territorial

El ámbito territorial de la Estrategia analizada por la DAE se inscribe en el área de influencia continental y marina de la laguna del Mar Menor, e incluye territorio de diez municipios: San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares, Torre Pacheco, Fuente Álamo, Cartagena, La Unión, Murcia, Alhama de Murcia y Mazarrón, coincidiendo en buena parte con la delimitación establecida para el ámbito de aplicación de la Ley 1/2018, de 7 de febrero, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad ambiental en el entorno del Mar Menor

El ámbito terrestre de la Estrategia se inserta en la cuenca hidrográfica del Mar Menor, de unos 1.300 kilómetros cuadrados (km2).

Ésta se materializa en una red de arroyos y cauces menores que alimentan las ramblas que transcurren por el Campo de Cartagena, para a continuación desembocar en el cuerpo de agua principal de la laguna.

Los límites de esta cuenca estarían marcados al Noroeste por las Sierras de Columbares, de los Villares y sobre todo la de Carrascoy, y al Suroeste por las de Fausilla, Gorda y Algarrobo.

La red hidrográfica se encuentra estructurada a partir de cauces menores, arroyos y ramblas, siendo la mayor de éstas, y con diferencia, la del Albujón (de 40 km de longitud y 773 km2 de cuenca según el Plan Hidrológico de la Demarcación del Segura).

Estos sistemas naturales de drenaje vinculan la laguna con tres áreas litorales bien diferenciadas desde el punto de vista de actividades humanas extraordinariamente intensivas y trascendentes para su estado ecológico:

a) La que alberga antiguos residuos mineros en las estribaciones de la Sierra de Cartagena; explotaciones hoy abandonadas (buena parte de la Sierra Minera).

b) La amplia llanura costera del Campo de Cartagena, que contiene un intensivo y productivo espacio agrícola, de alrededor de 900 kilómetros cuadrados.

c) El perímetro contiguo a la laguna, de 72 km2, que incluye tramos totalmente urbanizados que alternan con importantes equipamientos e infraestructuras y espacios libres protegidos.