Los últimos datos muestran que la capa anóxica (sin oxígeno) que provocó la muerte este fin de semana de toneladas de peces y crustáceos en el Mar Menor está mermando, «aunque sigue quedando algo por debajo de los 5 metros de profundidad».

El catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU) y miembro de la Comisión Científica del Mar Menor, Ángel Pérez Ruzafa, explicó ayer que «el riesgo» de que se produzca un episodio igual «se ha reducido bastante».

En la actualidad esa capa de agua sin oxígeno está «en un par de zonas», centradas en las 'cubetas' más profundas en el norte y centro de la laguna salada.

La bajada de las temperaturas y el viento que ha soplado estos dos últimos días «ha ayudado mucho a que se mezclen las capas de agua», con lo que se ha incrementado la oxigenación.

Sin embargo, el peligro no ha pasado. La baja salinidad y la continua entrada de agua dulce y nutrientes «son problemas muy graves» que mantienen «muy inestable» al Mar Menor.

«El nivel freático ha alcanzado máximos históricos y eso posibilita que se pueda llegar a formar otra capa anóxica», manifestó Pérez Ruzafa. De hecho, entra agua a la laguna salada hasta por ramblas «que no habían llevado agua en años». También hay muchos afloramientos a pie de playa.

«Sigue habiendo una entrada masiva de agua dulce con nutrientes, y eso hay que frenarlo», subrayó el ecólogo.

Este hecho, que provoca que siga muy baja la salinidad en este espacio natural, es caldo de cultivo para que se produzca otro episodio de eutrofización (crecimiento masivo del fitoplancton).

«La DANA ha diezmado las comunidades de flora y fauna del Mar Menor que se alimentan del fitoplancton», argumenta.

Pozos y desalobradoras

El catedrático de Ecología insistió en que se deben poner en marcha ya las medidas necesarias para reducir el nivel freático. «Los hidrogeólogos saben cuánta agua se debe sacar y de dónde, y tenemos infraestructuras construidas, no hay que empezar de cero».

Y, además, «jugamos con el tiempo en nuestra contra; en cuanto llegue la primavera y aumenten las temperaturas, se acabó el plazo».

Pérez Ruzafa se refirió a un plan de choque en el que se podría utilizar los más de mil pozos legales que hay en el Campo de Cartagena y a las plantas desalobradoras que tienen los agricultores, con los que se podría extraer el agua para luego tratarla en las plantas de desnitrificación que «sabemos que funcionan», como la que ha fabricado la Cátedra de Agricultura Sostenible de la Politécnica de Cartagena (UPCT), en colaboración con Coag y Fecoam.

«También hay balsas en las que se podría derivar estas aguas y ponerles el tratamiento con virutas de madera que utiliza esa planta», concluyó Pérez Ruzafa.