«Nos han quitado nuestro medio de vida; ahora nos toca mendigar para vivir». El presidente de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, Jesús Gómez, fue ayer el encargado de poner palabras al sentir de un colectivo que desde este fin de semana tiene el corazón en un puño. «No es solo ver la muerte en el mar de todas estos peces, sino ver cómo hemos estado advirtiendo de que esto iba a ocurrir desde hace decenas de años y no se ha hecho nada para evitarlo; han mirado para otro lado y han dicho que todo estaba bien», añadió Gómez.

Ciento cincuenta familias de San Pedro viven de la pesca en el Mar Menor, y desde que tuvieron que emigrar tras las inundaciones de 1987, esta es la peor crisis que les ha tocado revivir.

«Estamos destrozados; sentimos rabia, impotencia... Porque lo peor no es no poder pescar durante uno días; lo peor es que ya hemos recibido llamadas de nuestro mayoristas diciendo que no quieren nuestro pescado», comentó.

Dicen que han perdido su mercado y que es una situación que no va a revertir ni en días, ni en semanas, ni siquiera en meses: «Son los peores momentos de nuestra vida», añaden.

Desde el pasado fin de semana la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca les pidió que no faenaran hasta que revertiera la situación en el Mar Menor. «Pero para qué vamos a pescar si no tenemos dónde vender lo que capturemos», insistió el presidente de la Cofradía pinatarense.

Gómez se refirió también a las imágenes de la catástrofe ambiental sin precedentes que se había producido este fin de semana, y que, dijo, han trascendido la Región de Murcia, han llegado a España, «e incluso han llegado al resto del mundo».

Estas imágenes, dijo, hacen que los consumidores «no se fíen de nuestro productos, hay una pérdida de confianza que ya se ha producido aquí mismo este domingo: un comprador local me comentó que apenas vendió 100 gramos; y eso es muy difícil de dar la vuelta».

Una muerte anunciada

Los pescadores están especialmente enfadados porque «sabíamos que iba a ocurrir de un momento a otro». Aseguran, asimismo, que el Mar Menor «era una bomba a punto de explotar, y ahora tenemos el resultado: lo ocurrido en Villananitos es la crónica de una muerte anunciada», comentó Jesús Gómez, quien lamentó que el Gobierno regional haya estado mirando para otro lado, sin hacer nada. «No han puesto freno a esa agricultura de regadío intensiva, que ha sustituido al secano estos últimos años, ni a ese urbanismo masificado que ha ido creciendo y soltando sin control los residuos urbanos» a la laguna salada.

«Ese es el verdadero problema y no la entrada de agua dulce; mi padre me decía hace años que si entraba agua dulce beneficiaba la pesquería, sobre todo la del langostino; pero claro, era agua limpia...», indicó Jesús Gómez.

Los pescadores no se creen la versión oficial de que lo ocurrido en el Mar Menor este fin de semana sea consecuencia de la DANA, e insisten en que se debe a un vertido puntual. «Esperaremos a los resultados de los análisis, pero por lo poco que conocemos de los flujos y de las corrientes de la laguna, no nos creemos las explicaciones que están dando; ni aunque lo digan los biólogos».

El presidente de la Cofradía, al igual que el resto del colectivo, consideraron que las medidas de aireación mecánica de las aguas mediante las hélices de sus barcos apenas tendrían efectos sobre la difusión de oxígeno en la superficie del agua, «no sobre la inmensidad del volumen de agua afectado».

Por ello se negaron a participar en esta medida, como les pidió ayer el consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo. «No era más que una pantomima, una medida poco efectiva y mas enfocada a salvar la cara ante la opinión pública».

Por último, los pescadores hicieron un llamamiento para que se investigue en profundidad este episodio y se depuren las responsabilidades políticas. También «es necesario que de una vez por todas se adopten medidas serias a largo plazo».

«Llevamos años viendo cómo las administraciones se pasan el balón unas a otras mientras el Mar Menor se deteriora y niegan la realidad,y es que, por desgracia, creemos estar en un punto de no retorno», dijo Gómez.