Pese a las incensantes labores de limpieza por parte de los vecinos y los servicios municipales, las calles de Los Alcázares continúan llenas de barro y en las puertas de las viviendas se siguen amontonando electrodomésticos y muebles. La estampa más repetida es la de personas ataviadas con botas de agua arrastrando escobas para deshacerse del lodo, y militares achicando agua de garajes y vivendas o ayudando a los damnificados en el Ayuntamiento.

«Ya se va notando el cansancio», comenta el alcalde, Mario Cervera. En este, uno de los peores momentos de su vida política, destaca la solidaridad tanto de voluntarios procedentes de municipios de la Región de Murcia, como de fuera. «Es espectacular; solo puedo agradecer el apoyo de todos los vecinos, de las fuerzas políticas y de las unidades de emergencias que nos están ayudando en estos momentos tan duros», sostiene, emocionado.

Los daños ocasionados en la localidad ascienden, según fuentes municipales, a los 100 millones de euros, 49 más que los producidos por las lluvias torrenciales de 2016. Entonces, el Ayuntamiento obtuvo un préstamo de la Comunidad Autónoma de tres millones, de los que aún debe la mitad más los intereses. «Vamos a exigir que se nos condone esta deuda porque muchas de las infraestructuras reparadas están como antes», explica a La Opinión.

Una «gran manifestación»

Cervera va a proponer en el Pleno del martes 24 de septiembre la convocatoria de una «gran manifestación» para exigir a las Administraciones central y regional una mayor implicación con Los Alcázares, donde han caído alrededor de 292 litros de agua por metro cuadrado.

En su opinión, es necesario que la zona sea declarada catastrófica, pero «hay que hacer un trabajo paralelo», que implica actuaciones e inversiones concretas. En este sentido, el primer edil ha reclamado la recuperación del cauce natural de las ramblas, ya que «han desaparecido todas», y la creación de embalses para evitar que vuelva a ocurrir lo mismo que en días pasados.

«Para mí, lo fundamental es que mis vecinos puedan dormir con tranquilidad y que no se les anegue la casa como ha pasado».