Una escena nunca vista hasta la fecha. El embalse de Santomera tuvo que abrir sus compuertas por primera vez en la historia tras alcanzar ayer su tope máximo de agua. La presa, construida a finales de la década de los sesenta, entraba ayer en el denominado 'escenario 1' después de que la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) anunciara que iban a aliviar la capacidad máxima del canal del embalse santomerano a razón de unos 10 metros cúbicos por segundo, pero cuando alcanzase la cota 97,15 lo haría con un caudal de 15 metros cúbicos.

El 'escenario 1' implicaba la aplicación de medidas correctoras que de no aplicarse podrían ocasionar peligro de avería grave o de rotura del embalse. El agua que salió durante el día de ayer circuló por el canal Rambla Salada para llegar hasta el río Segura, en la Vega baja alicantina. Al romperse el canal del trasvase en la pedanía molinense de Los Valientes, ese agua fue a parar al embalse de Santomera, hasta alcanzar el 100 por cien de su capacidad. Su reparación, según la CHS, tardará aproximadamente una semana.

Las dos pedanías santomeranas afectadas por el desembalse fueron las de El Siscar, de 1.200 habitantes; y la de La Matanza, de mil habitantes. Los vecinos que corrían riesgo fueron desalojados y el Ayuntamiento de Santomera transmitió a la Delegación del Gobierno que los núcleos de población a desalojar eran, además, la orilla del Azarbe y todas las viviendas aledañas al embalse y el barrio de La Mota de Santomera.

Con el paso de las horas, el gabinete de crisis del embalse de Santomera se reunió en la CHS para analizar la evolución del desembalse controlado iniciado ayer. Se llegaba a la conclusión de que el nivel de aportaciones se estaba reduciendo, lo que permitía mantener estable la lámina del pantano. Entre los desalojados, hubo personas que pudieron irse a casas de familiares y amigos y otros fueron alojados en el instituto Julián Andúgar de la localidad. El agua procedente del desembalse transcurría por la rambla sin rebasar su cauce y la zona con influencia de ser inundable fue rápidamente evacuada, en torno a 1.600 personas.

Los que no tuvieron más opción que quedarse en el instituto, desde niños hasta ancianos, permanecieron en los distintos espacios del centro educativo, algunos sentados en las sillas del colegio. Algunos vecinos, incluso, se llevaron a sus mascotas. El patio del Poeta Julián Angújar también se iba llenando de habitantes evacuados.

Los efectivos de Cruz Roja Santomera iban coordinando y reubicando a los nuevos 'inquilinos', mientras se aseguraban que no faltase agua. Mientras, en la cantina, diversos voluntarios también colaboraban haciendo bocadillos para que a los evacuados no les faltase alimento.

Asimismo desde la Comunidad se solicitaba ayuda al Ayuntamiento de Murcia ante la posible evacuación en la zona de Santomera. Para ello se dispuso también de los pabellones del Infante y Federico de Arce.

Desde el Gobierno valenciana comunicaban que los distintos ayuntamientos de la Vega Baja, ante la noticia de abrir las compuertas del pantano santomerano, estaban empezando a evacuar a aquellos vecinos que vivían en viviendas de planta baja ante un posible desbordamiento del embalse murciano, lo que podría hacer «crecer considerablemente» el nivel del agua en la comarca alicantina. Así lo aseguraba el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón.

A lo largo de la tarde se producían alertas no del todo ciertas, como las difundidas en un vídeo en la que la alcaldesa de la localidad alicantina de Redován, Nely Ruiz Peral, avisaba de que el embalse de Santomera se iba a romper y de que los vecinos de su municipio iban a ser los primeros en «recibir el agua» de este pantano.

Además, aconsejó a todos los ciudadanos que subiesen «todo lo que puedan, lo más alto posible». Pese a las advertencias que circulaban a través de las redes sociales sobre la situación de los embalses, especialmente de la presa de Santomera no había peligro de que se desbordasen los pantanos, según la respuesta de la CHS.