Los sanitarios de Urgencias del Hospital Reina Sofía de Murcia tuvieron que atender en la madrugada del viernes un caso nada habitual para ellos. Un parto. El desconcierto fue mayúsculo cuando cerca de las ocho de la mañana vieron entrar en la sala a Ebykere, una vecina de la pedanía de Puente Tocinos que había llegado de parto andando desde casa bajo la lluvia y durante la noche junto a su marido y su hijo de poco más de dos años.

Lo que en un primer momento pilló a los profesionales del centro por sorpresa, ya que el Reina Sofía no tiene paritorios al no contar con maternidad, se convirtió finalmente en una atención sanitaria que festejar «con un final muy feliz», según han explicado algunos de ellos a LA OPINIÓN, ya que ayudaron a traer al mundo a una pequeña de algo más de tres kilos que probablemente lleve el nombre de Sofía, en honor al hospital que la ha visto nacer.

La odisea arrancó sobre las cuatro de la madrugada, cuando la madre se puso de parto. Tras las continuas contracciones y al comprobar que éstas eran cada vez más frecuentes, su marido, Lamino Mohamed, llamó al Teléfono Único de Emergencias del 112 para solicitar asistencia sanitaria, ya que su mujer iba a dar a luz.

Sin embargo, la ambulancia nunca llegó, ya que las incidencias provocadas por la gota fría que descargó toda su fuerza durante la madrugada en la ciudad de Murcia hizo que no les pudieran enviar una vehículo medicalizado a su domicilio. «Intenté conseguir una ambulancia en el 112 y también llamé para que nos recogiera un taxi, pero me decían que la carretera estaba cortada y que no podían llegar», indicaba ayer Lamino, ya más tranquilo, desde la habitación del Hospital Virgen de la Arrixaca que les han asignado.

Al ver que no tenían forma de salir de allí en vehículo decidieron echar a andar los tres, Ebykere, Lamino y su hijo, en dirección al hospital, de madrugada y bajo la lluvia.

La situación de la madre, con contracciones cada vez más frecuentes y una hija que intentaba venir al mundo en una noche demasiado complicada, hizo que tuvieran que parar varias veces durante el trayecto para descansar y coger aliento. «Cuando veíamos que se acercaba un coche nos apartábamos para no mojarnos y llevábamos cuidado con el agua, muchas calles estaban inundadas, pero la niña quería nacer», recuerda el padre, quien asegura que su hijo «no tuvo miedo, ya que iba con nosotros y sabía que todo iba a salir bien».

Ebykere y Lamino, naturales de Gana y vecinos de Puente Tocinos desde hace más de tres años, tuvieron la suerte de que poco antes de llegar al hospital el conductor de un camión los vio y se ofreció a llevarlos. Al llegar a Urgencias la futura madre entró por su propio pie y al decir a los celadores que estaba de parto todo se convirtió en una carrera.

Los profesionales que la atendieron en el Reina Sofía insisten en que «aquí no tenemos maternidad, así que era la primera vez que nos enfrentábamos a algo así». Pero rápidamente lo coordinaron todo y con la ayuda de un ginecólogo del centro, el anestesista, una matrona que había en Urgencias y dos enfermeros especialistas en Pediatría salieron con la paciente hacia quirófano a toda velocidad con el único propósito de que esa noche tormentosa tomada por los truenos que hacían retumbar la ciudad tuviera un final feliz.

A las 9.15 de la mañana de ayer viernes la niña había nacido, todo había salido bien. Así que desde el Hospital Reina Sofía llamaron a una ambulancia del 061 para que trasladara a la reciente madre al Materno Infantil de la Arrixaca, donde su hija fue reconocida con el protocolo habitual.

Para el traslado hizo falta una incubadora que el 061 se encargó de recoger previamente en la Arrixaca y una vez allí las dos han podido recuperarse de una noche con demasiadas emociones. Lamino afirma estar emocionado y algo más tranquilo, disfrutando de su segundo hijo, una niña que quiso nacer y llegar a Murcia la misma noche que lo hizo la DANA.