Era una idea casi de película, «disparatada», reconoce. Pero hoy, esa «locura» es una realidad. Y es que cada martes, el joven estudiante de dirección Alfonso González y nuestra interlocutora, Luz García-Servet, secretaria de la Federación de Coros de la Región de Murcia, visitan el Centro Penitenciario de Campos del Río para ensayar en el pequeño teatro de la prisión con una quincena de reclusos y cerca de una decena de internas; o, lo que es lo mismo, con los cantantes de su particular ‘coro de la cárcel’, como el de aquel exitoso reality de Televisión Española a principios de siglo.

«Se me ocurrió así, de repente. Me dije: ‘Vamos a ver, yo trabajo para ellos, para los presos [Luz trabaja en la Administración de Justicia desde hace años], son nuestros clientes. ¿Qué podemos hacer para mejorar su estancia?’; y, claro, como secretaria de Fecorem, enseguida me vino a la cabeza la idea del coro», recuerda. «Eso sí, al principio, cuando lo planteé, se echaron las manos a la cabeza. ‘¡Estás como un cencerro!’, me decían -añade entre risas-. Pero es verdad que ahora estamos contentísimos con el proyecto, y toda la junta está a tope, empujando para que salga adelante», asegura García-Servet.

Sin embargo, queda mucho por recorrer -apenas llevan ensayando desde enero-, y lo avanzado hasta ahora, desde que Fecorem decidió iniciar el programa ‘Saca la voz de la prisión’ en 2017, no ha sido ni mucho menos por un camino de rosas. «Cualquier actividad dirigida a presos no sólo no es bienvenida, sino que además es repudiada y menospreciada tanto por el ciudadano de a pie como por entidades públicas o privadas; no interesa apostar por este tipo de programas, se ve que no generan buena publicidad...», lamenta García-Servet, que llegó a poner en marcha un crowdfunding que, de 6.000 euros presupuestados, apenas logró reunir 70. Tampoco le fue demasiado bien con las grandes empresas de la Región ni con la Administración: «Pensábamos que esto iba a ser la leche, y..., para leche, la que nos dieron -señala risueña-. Enviamos correos una y otra vez, en la mayor parte de los casos sin ni siquiera recibir respuesta; otros sí me llamaron, y me dijeron que les parecía un proyecto muy bonito, pero que ya destinaban dinero a otras causas...», explica.

Fecorem, una asociación «sin ánimo de lucro en la que un grupo de amantes de la música destinan su tiempo libre a promover actividades relacionadas con el canto coral», necesitaba el dinero para el traslado y pago de honorarios al director que se encargaría de llevar a cabo la formación del coro durante un año, aproximadamente, y lo infructuoso de las vías abiertas para la financiación del programa ponía en serio peligro el proyecto. «Y, sin embargo, aún cerrándonos las puertas, decidimos seguir adelante, como dicen por estas tierras, con ‘palicos y cañicas’, utilizando los pocos fondos de los que disponíamos en la Federación», apunta García-Servet.

Al final, tras superar procesos de interminable burocracia y gracias al empeño de Luz y el resto de la junta directiva de Fecorem, así como a la generosidad de Alfonso González -que es estudiante de dirección- y al apoyo incondicional del personal directivo de Campos del Río, el proyecto ‘Saca la voz de la prisión’ llegó al centro penitenciario murciano el pasado mes de enero, y con una gran acogida por parte de los reclusos. «¡Tenemos hasta lista de espera!», exclama entre risas Luz, que destaca el «compromiso» de sus nuevos cantantes, así como el potencial de algunos internos: «Hay voces que..., de verdad, les digo: ‘¿Pero tú qué haces aquí? ¡Tú tendrías que ser una estrella!’. Hay muy buenos cantantes, sobre todo, de flamenco, pero también de rap, e incluso hay algunos internos que componen su música y la letra de las canciones», desvela García-Servet.

En cualquier caso, desde Fecorem subrayan lo que el canto coral puede aportar a los reclusos, más allá de sus dotes para la música. «En primer lugar, aprenden a escuchar. Piensa que esto es un coro, que sus voces deben sonar al unísono, y cuando uno canta tiende a emocionarse... -señala Luz entre risas-. Aquí aprenden a controlarse, a controlar su voz, el sonido, a subir o bajar para encontrarse en sintonía con el resto de sus compañeros. Y luego, claro, también interiorizan que tienen que hacer caso al director, y a que hay veces que se tienen que callar», detalla la secretaria de Fecorem, quien señala que, de hecho, éste no es, ni mucho menos, un proyecto original. «Proyectos así ya se han llevado a cabo en otros centros. Llevar la música y la cultura a la prisión es una tarea a la que se dedican muchas ONG, así como algunas asociaciones culturales. No hace mucho, por ejemplo, la compañía de teatro Yepes desarrollaba obras con los reclusos de la prisión de Carabanchel, y hasta las ejecutan fuera de la cárcel, llevando a cabo incluso giras», señala.

Y es que, si bien después de muchos esfuerzos, desde Fecorem han conseguido que este programa eche a rodar, todavía queda ponerle la guinda al pastel; una guinda con forma de actuación en el Víctor Villegas y que esperan poder programar dentro de su ciclo de conciertos en el Auditorio Regional para la próxima primavera. «Yo ya hablé con los gerentes del Villegas y la idea les parece genial. El sitio ya lo tenemos, no hay ningún problema. Pero luego está la burocracia...», recuerda García-Servet, que aclara que la dificultad de este proyecto estriba en la salida de prisión por parte de los internos del coro. «La Dirección General de Instituciones Penitenciarias de Madrid será la que decida en última instancia quiénes pueden acudir al concierto a cantar, dependiendo de la situación penal y penitenciaria de cada interno. Aun así, no perdemos la ilusión de que el año que viene podamos subir al coro a las tablas del Auditorio Regional y de que, incluso, puedan ser arropados por otros coros de la Federación», desvela la principal responsable de ‘Saca la voz de la prisión’.

De todas formas, Luz afirma que el hecho de que logren actuar en el Auditorio Víctor Villegas «no es lo más importante» del proyecto en sí. El objetivo principal del mismo, más allá de darles una motivación a los internos, sería recaudar fondos para continuar con el programa de la mejor manera posible, contratando, por ejemplo, a un pianista para las diferentes sesiones de ensayo. «Porque, lo que de verdad nos importa -apunta- son los ensayos de los martes dentro de la cárcel; es ver cómo poco a poco suenan las voces al unísono, cómo se hace música... Eso es lo que más nos mueve a seguir adelante». Eso sí, por si acaso, el próximo 24 septiembre, con motivo de la celebración del día de la Virgen de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias, el coro de reclusos de Fecorem ofrecerá su primera actuación -en exclusiva para el resto de internos- en el pequeño teatro de la prisión de Campos del Río.