Centenares de okupas viven en las casas de veraneo de la costa en la Región de Murcia. Muchas familias se dan cuenta cuando llegan a su segunda vivienda a pasar sus vacaciones: resulta que ya vive ahí gente a la que ni siquiera conocen, gente que lleva meses usando su propiedad sin ningún tipo de autorización.

«Se han visto escenas de señoras llorando en la puerta, con las maletas en las manos», afirman fuentes cercanas a varios de los casos. Aunque los okupas prefieren las casas del banco, explican las mismas fuentes, este año se está dando la circunstancia de que asaltan casas que sí tienen dueño. No lo hacen en verano, sino que lo hicieron ya hace muchos meses. Cuando los legítimos propietarios de la vivienda llegan, se encuentran este panorama.

Esto viene pasando especialmente en zonas costeras, con domicilios que suelen estar vacíos a lo largo del año y que pertenecen a personas de fuera de la Región, muchas veces extranjeras. Por ejemplo, pasa bastante en Los Alcázares, Mazarrón, San Pedro del Pinatar y San Javier.

En el caso de Los Alcázares, dicen los vecinos que los okupas «viven como Dios». Se concentran especialmente en la urbanización Oasis, en Los Narejos, en la urbanización La Dorada y en la calle Madreselva.

El concejal de Interior de Los Alcázares, el socialista Pedro José Sánchez, considera que el tema de los okupas es «casi de mafia».

El edil recuerda que «en la Junta Local de Seguridad del mes de julio se trató un protocolo de coordinación entre la Policía Local y la Guardia Civil sobre cómo actuar en el caso de okupación de viviendas». Sánchez tiene claro que las personas que se dedican a esto «lo tienen muy estudiado» a la hora de elegir una casa u otra y, en muchas ocasiones, «van directas a las casas del banco», donde se aseguran de que no vive nadie.

Además, «el banco no actúa», apunta el concejal. Porque, de pasarle a un particular, «al día siguiente está en la Guardia Civil o en el Juzgado». En el caso de tratarse de la propiedad de un banco, «todos los trámites administrativos se diluyen un poco».

Insiste en que los okupas forman «grupos muy organizados» para asegurarse de que, una vez que entren en una casa, sea muy difícil sacarlos de allí.

En el caso de San Javier, los problemas se dan especialmente en Santiago de la Ribera, al final del pueblo, lindando con San Pedro del Pinatar. La mayoría de los domicilios okupados son dúplex.

«A los vecinos les genera una inseguridad tremenda. Incluso algunos están poniendo alarmas y reforzando las medidas de seguridad», señalan fuentes próximas.

En estas ocupaciones de la Ribera «van familias enteras: meten niños y saben que es más difícil echarlos», añaden las fuentes.

Los vecinos suelen llamar a la Policía cuando ven que estos individuos se han enganchado a la luz comunitaria. «Pero que no se entere nadie de que he llamado yo», dejan claro los residentes. Lo que hacen los municipales es poner lo sucedido en conocimiento de la compañía eléctrica, por si quiere tomar medidas.

«Las ocupaciones se producen principalmente en invierno, en casas propiedad de bancos», destacan desde la Policía Local de San Javier, que añaden que «el tema es de Guardia Civil, aunque en ocasiones hemos intervenido por la denuncia, normalmente de algún vecino, comprobando los hechos y trasladando la diligencia» al cuartel de la Benemérita.

En el caso de Mazarrón, hay ya «centenares» de casas okupadas, calculan fuentes conocedoras del caso, que explican que estos inquilinos no deseados le entraron este año a un señor belga que tiene una propiedad en Bolnuevo.

El chalé de este hombre, calculan, está valorado en más de 400.000 euros. En su interior, desde saunas a televisores de plasma. Cuando el hombre enviudó, decidió viajar a España, en concreto a su vivienda de la costa mazarronera. Y se encontró con que no podía entrar: le habían cambiado la cerradura. Es más, sus okupas habían llegado a falsificar un contrato. Llevaban tiempo dentro de la casa, tenían sus enseres ahí. Cuando el belga llamó a la Policía, le explicaron que no se les podía echar. Y, a día de hoy, ahí siguen.

Desde el mes de julio, la Policía Local de Mazarrón «ha recibido cinco requerimientos sobre el tema de la ocupación», indican desde el Ayuntamiento.

«Uno de ellos se produjo en Camposol: la Policía Local actuó ante el aviso de los vecinos y evitó la ocupación de la vivienda», señalan las mismas fuentes.

En dos casos «se ha constatado que las casas han sido ocupadas. Tras la comprobación, la Policía Local se ha puesto en contacto con los dueños de la vivienda para informarles de la ocupación», detalla el Consistorio. Entonces es cuando los propietarios inician el periplo judicial, donde se topan con una dificultad añadida: a los okupas los tienen en su segunda vivienda y la ley es más lenta.

Asimismo, dice el Ayuntamiento, en el que desde junio está el PSOE, ha habido falsas alarmas: en dos ocasiones, los vecinos llamaron a la Policía porque pensaron que había gente ocupando la vivienda de al lado... y en realidad es que su vecino había alquilado el chalé y ellos no lo sabían.

No solamente ocupan caas particulares: ocupan hoteles. Esto pasó también en Mazarrón. El establecimiento hotelero estaba prácticamente terminado, pero a sus legítimos propietarios no les dio tiempo a ponerle nombre. A día de hoy, viven dos familias en el que iba a ser un hotel.

El inmueble, abandonado y ocupado, es ahora del banco. El dueño, un hombre de Orihuela, que soñaba con construir su hotel en Bolnuevo no pudo hacer frente a las deudas que empezaron a a acumulársele cuando le entraron los okupas y, en estos momentos, el edificio es del banco.

Fuentes cercanas insisten en que todos estos problemas de Mazarrón se vienen arrastrando desde la anterior legislatura, cuando gobernaba el PP y mantenía un pulso con la Policía. «Desapareció la policía de paisano, que hacía la labor, entre otras, de vigilancia para que no entrasen las okupas», señalan.

«En la anterior legislatura ha habido muchas deficiencias en el sector policial, que las ha sufrido el pueblo», manifiestan. La actual corporación, una coalición de socialistas e independientes, y la Policía Local mantienen contactos para reconducir la situación.